Capitulo 34 nuevo

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El pequeño grupo de 30 hombres liderados por el duque de Weilburg y Nikola estaba rodeado por mas de 100 hombres de Bosckai; el miedo flotaba en la bruma helada de la noche y calando en los huesos de ambos bandos. Un par de heridos fue suficiente para que pararan el ataque  y bajaran sus armas. Huge miro a los ojos de su amigo con nervios y con el miedo reflejado en ellos, y es que ni mil padres nuestros los podrían salvar del agujero en el que se habían metido. Aun así, la calma en los azules ojos de Edmond le decían que iban por buen camino, fue entonces que el malnacido de Bosckai apareció con una sonrisa endemoniada en la cara y el mismísimo fuego del infierno centellando en su ojos.

-¡Vaya, si que esto es gratificante! no hay nada mas placentero que ver a la peste contenida con éxito.- dijo el general.

-Aquí la única peste eres tu, maldito traidor- contesto Nikola.

-Se debe tener muchas muchas agallas o poco miedo a morir para hablarme en ese tono carpintero de mierda.

-No soy ningún carpintero, yo soy el ex comandante del 8vo batallón del ejercito imperial Nikola Yelgopovich y miembro de la real orden de caballeros del imperio. El único que es menos que mierda ¡eres tu! asesino.

Miklos apunto su arma contra el hombre de avanzada edad y disparo a su hombro hiriéndolo lo suficiente para que la sangre no dejara de brotar. Rápidamente Fedor se arrodillo junto a su amigo, intentando parar la hemorragia sin éxito.

- Es muy fácil apuntar con un arma, por que no le enseña a sus subordinados lo buen espadachín que presume- dijo Edmond mientras veía la Schiavona refinada que colgaba del cintillo del hombre.

Miklos miro con desprecio a el duque y se acerco peligrosamente a el, mirándolo desde arriba de su caballo.

-Otro ingles queriendo destacar en tierras lejanas. ¿Y usted es?

-Yo le recomendaría moderar su lengua y aceptar su derrota.- hablo Huge conteniendo su rabia.

- ¿Y debería obedecer por que tu eres...?

- Un hombre de verdad.

Miklos hirvió de coraje y apunto con su arma a Huge sin vacilar, pero Edmond saco una pequeña arma que escondía en sus ropas, y apunto directo a la cabeza, quedando los tres en un fuego cruzado, esparciendo el nervio en cada hombre presente.

-Puedes intentar dispararme, pero eso no salvaría a tu amigo, ni a la pobre condecita. Mis hombres tienen ordenes de acabar con ustedes si algo me pasa.- Edmond aplico mas presión sobre el arma, pero no debía dejar que el estrés lo dominara, por el bien del plan y de todos.

-Nadie ganaría en ese caso, usted no obtendría a la princesa, ni yo lo que vine a buscar. ¿por que no hacemos un trato? la verdad me importa muy poco lo que desee usted de lady Briest, yo solo quiero a la condesa de vuelta.

-¿me cree lo suficientemente estúpido para creer en usted?

-Yo creo que es demasiado listo, y razonable, tanto como para no rechazar una muy buena oferta, que... ademas, se que le parecerá mucho mas gratificante.

-Caballero, verlo con este grupo de traidores no habla a su favor.- dijo el general. 

-Tal vez, pero la poca cordialidad de su personal no me ha dejado otra opción, además, según tengo entendido es usted un hombre casi en quiebra y se de buena fuente que esta desesperado por nuevos negocios en Inglaterra para restablecer las arcas del dinero imperial que ha gastado, ¿me equivoco?

El rostro del Bosckai perdió su expresión triunfal, nadie sabia que el dinero del condado estaba gravemente mermado, y ese hombre lo miraba acusadoramente y con burla ¡como se atrevía!

El Temple de la Princesa (2° Saga corazones traicionados) ULTIMOS CAPÍTULOS!!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora