En el desván, bajo la casa del herrero, Corinna estaba con los nervios de punta. Una doble preocupación se anido en su pecho cuando el hombre que siempre le había torturado en sueños apareció frente a ella después de que su cuñado saliera para ir a salvar a Ingrid; su ojos no pararon de observar a ese atractivo y peligroso hombre con una creciente barba, el cabello ya no peinado con elegancia y las finas ropas de montar desaliñadas. Jamas en su vida su corazón habia latido tan rápido, como en el momento en que de los labios de ese hombre sonaba su nombre, casi como la suplica de un hombre que pedía agua después de anda en el desierto; "Corinna" fue como una suave caricia en sus oídos.
-Corinna, ¡dios mio!- el vizconde la habia abrazado con fuerza- ¡Gracias al cielo! dime, ¡estas herida? si te han lastimado ¡los matare!
-Yo... no... digo, estoy bien... pero... ¿Como?... ¿Que hace aquí?
-¿Acaso no es obvio? - el vizconde le habia dedicado la más cautivadora de sus sonrisas, lo que habia provocado en ella, un adorable sonrojo y como siempre sus impulsos le traicionaron.
-¡Me refiero a que hace aquí en este instante! ¡mi querida amiga esta en problemas y usted aquí sin hacer nada!- habia intentado sonar tranquila, pero al ver el deleite en esas orbes verdes por el bochorno que siempre le provocaba, no pudo evitar hablarle con reproche.
-¡¿Sin hacer nada?! ¡sin hacer nada!... he viajado miles de kilómetros con la sola idea de poder arreglar las cosas con usted; arriesgando mi vida, mi integridad y mi orgullo por venir a rescatarla al saberla secuestrada ¡¿Y así es como se atreve a recibirme?!- le habia espetado.
-Pues yo no le he pedido que hiciera tales cosas, pero como ya lo ha echo, ¡ande y vaya a ayudar a lord Huge!
-Usted es la más caprichosa, arrogante, terca, mal educada, desesperante y odiosa persona que he conocido... Por no mencionar sus cambios tan repentinos de humor. Pero escúcheme muy bien "Mi lady" cuando esto se termine, usted y yo hablaremos muy seriamente. Ya me canse de sus desplantes y sus malos tratos, así que más le vale que no salga de este lugar, por que entonces ¡me va a conocer en verdad enojado!
Y tras decir lo ultimo el vizconde habia salido hecho una furia, dejando a una Corinna temblorosa y a la vez emocionada por admitir que habia venido por ella, no solo por Ingrid, ¡si no que por ella también!
Pero de eso, ya habían pasado varias horas, y ahora el temblor que antes fue de emoción, se había transformado en miedo e incertidumbre. Unos pasos se irrumpieron el silencio, para después, escuchar a alguien susurrando su nombre. La emoción pudo más que su prudencia y ayudada por un bastón de madera subió los escalones y abrió la puerta relevando su escondite.
En cuanto abrió las puertas, toda la sangre se le heló dejando que un terrible escalofrió recorriera toda su médula espinal y el terror se adueñara de nuevo a su cuerpo.
-¡Pero miren nada más! Mi querida condesa que alivio verle sana y salva. La he buscado incansablemente excelencia.
-No se acerque, o perderá la vida. Hay hombres protegiéndome y rodeando la casa, así que ¡Aléjese de mi!
Miklos y sus escoltas comenzaron a reír hasta que el general volvió a poner la cara sin expresión alguna.
-Sin duda deben ser de temer esos hombres, ¿pero que raro?- Bosckai chasqueo los dedos mientras la pobre Fatima era aventada frente a los ojos de la condesa- lo mismo dijo ella y como ve, nadie a llegado.
La joven estaba completamente mancillada, su labio inferior sangraba y le miraba con súplica de que no lo provocara, y así lo entendió la condesa, pues una solitaria lágrima rodó por su mejilla mientras permitía que uno de los hombres de Bocskai la cargara como un costal de papas sobre su espalda.
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El Temple de la Princesa (2° Saga corazones traicionados) ULTIMOS CAPÍTULOS!!!
Historical FictionAlexandra Aneska Kovács Göröcs había conseguido una nueva familia cuando el conde de Rosenau la rescato de morir de hipotermia cerca de la frontera con Hungría, su país natal. Rápidamente se encariño con las dos jóvenes hijas del conde, que habían q...