Ingrid se había dejado caer al suelo de rodillas y sus ojos expresaban el tremendo impacto que se había llevado, tenia su mirada dirigida al hombre frente a ella pero no lo veía. Holstein se acerco a ella y le quito la soga que sujetaba sus manos en la espalda, al igual que la de sus pies y la mordaza, mientras seguía arrodillada; lo mismo hizo su hermano con el niño, solo que a él, lo volvió a sujetar pero ahora con las manos al frente y aun amordazado.
-Que madre tan poco expresiva.
-Señor Egorov... es verd... dios mio.- susurro la princesa.
-Creo que usted y yo sabemos que ese nos es mi nombre Alexandra, y si, es verdad. Este jovencito es su hijo, sus queridos von Hallen, solo jugaron con usted desde el inicio- Holstein se encamino a Oszkár y sujeto su cara con fuerza, para que ella lo enfocara- Solo mierelo bien alteza, ¿no le recuerda a alguien?
Ingrid miro por primera vez, desde que bajaron del carruaje, los verdosos ojos que la veían entre lagrimas. Su cabello castaño y rizado, las delineadas cejas y esa nariz regia, pero la mirada... esa mirada tan expresiva, tan profunda y enigmática que tanto recordaba en su mente.
-No es posible... yo... no, no puede ser.
Holstein con una sonrisa perversa desato la mordaza del niño y con un chasquido de dedos, ordeno a uno de los hombres del general, traer la maleta de Dominika y la bolsa del niño. Saco una larga hoja y comenzó a leerla en voz alta.
-Certificado de nacimiento, encargado, doctor Joseph Wizz. Dice... niño único sano y de buen peso... bla bal bla... aquí esta! ¿dígame princesa, no es esta su firma?
Ingrid sujeto el pape que le aventaron en la cara y con el corazón en la garganta leyó la parte donde decía madre, en efecto, era su nombre y su firma; después la parte donde decía testigo donde el nombre del padre de Emilia y Corinna estaba escrito junto a su firma. Holstein le arrebato el papel y dio la orden para que dejaran al niño acercarse a ella.
Oszkár no dudo en correr hacia su madre, pero esta aun seguía en shock.
-¿Mamá?... mamita... mírame!, se que no me conoces pero yo a ti si, yo se todo de ti y de papá también- pero el niño no lograba sacar de su estupor a su progenitora, entonces se acerco a su oído y le susurro- por favor mamá, reacciona, debemos escapar o nos mataran como a la tía Dominika.
Esa ultimas palabras, hicieron a Ingrid despertar de su trance y con indecisión rodeo su pequeño cuerpo con sus brazos y lo estrecho con fuerza, aun no era totalmente consciente de lo que pasaba y ocultando su mirada en los rizos del pequeño, observo los alrededores y a los hombres que la custodiaban, solo eran cinco, y solo Egorov los miraba con recelo. Observo por ultima vez la espesura del bosque a su alrededor y abrazo con mas fuerza al niño.
Oszkár habia añorado tanto ese momento, lo habia imaginado cientos de veces y al fin estaba entre sus brazos. Era mil veces mejor de lo que lo habia soñado, pero su pequeña burbuja de felicidad, se rompió rápidamente.
-Detrás de ti, hay tres hombres, cuando te diga, correrás con todas tus fuerzas hacia el bosque y te ocultaras hasta que vaya por ti.
-¿Que?
-Corre.... corre!
Entonces el caos se desato. Los gritos comenzaron a resonar en sus jóvenes oídos, y solo la voz de su madre se distinguía entre todos; le decía que corriera, que no se detuviera, y así lo hizo. Oszkár corrió con todas sus fuerza y esquivo a dos de los hombres que los habían capturado, se interno en la espesura del bosque y se escondió en un árbol hueco mientras que con los dientes, mordía la soga para liberar sus manos.
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El Temple de la Princesa (2° Saga corazones traicionados) ULTIMOS CAPÍTULOS!!!
Narrativa StoricaAlexandra Aneska Kovács Göröcs había conseguido una nueva familia cuando el conde de Rosenau la rescato de morir de hipotermia cerca de la frontera con Hungría, su país natal. Rápidamente se encariño con las dos jóvenes hijas del conde, que habían q...