Capítulo 60

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Nico, Cedric, Harry y yo caímos de cara sobre la grama. Los cuatro nos pusimos de pie lo más rápido que pudimos a pesar de que los cuatro estábamos heridos. Todos estábamos confundidos, ya que ninguno de nosotros sabía en donde estábamos. Estábamos en un cementerio y no noté nada fuera de lo normal.

- Harry, ¿sabías que la copa era un Traslador? - preguntó Cedric viendo a su alrededor. La copa estaba a nuestros pies.

- No. ¿Crees que esto sea parte de la prueba? - cuestionó Harry de vuelta.

- No lo sé, pero es mejor que saques tu varita. Ustedes también deberían de preparar sus armas - dijo Cedric refiriéndose a Nico y a mí. Me vio con preocupación y vi que tenía la intención de acercarse a mí, cuando Harry lo llamó.

- Alguien viene - anunció Harry.

Los tres dirigimos la vista hacia donde Harry estaba viendo y nos dimos cuenta de que una criatura caminaba en nuestra dirección. No logré distinguirlo muy bien gracias a la neblina y la oscuridad hasta que estuvo lo suficientemente cerca. Logramos ver que era un señor un tanto rechoncho que llevaba un pequeño bulto entre sus brazos. De repente, Harry empezó a tocarse la frente y cayó de rodillas al suelo.

Recordé mi sueño. Sabía que había vivido eso antes y que nada estaba bien. Sabía que algo malo iba a pasar. Percibí el olor a sangre de nuevo y vi a Nico, el parecía no haberlo sentido. Entonces a lo lejos oí una voz, era fría y aguda y la escuchaba muy claramente.

- Mata al intruso. A ellos dos los necesito.

Entonces se escuchó un silbido y una segunda voz.

- ¡Avada Kedavra!


POV Cedric

Nada estaba bien. Todos corríamos un obvio peligro. Harry estaba tirado en el piso mientras tocaba su cicatriz, pero yo no podía ayudarlo porque sentía que si retiraba mi vista del señor frente a nosotros nos podía atacar. Nico ayudaba a Harry mientras Isadora estaba a mi lado tocando su pulsera preparada para transformarla en daga en cualquier momento. No había puesto atención a lo que estaba pasando hasta que escuché dos palabras que cambiaron todo.

- ¡Avada Kedavra!

Percibí el destello de una luz verde que venía en nuestra dirección. El tiempo pareció detenerse. Isadora me vio con preocupación y formuló con sus labios un leve "te amo" antes de interponerse entre el rayo y yo. Sentí algo pesado caer a mis pies y cuando bajé la mirada vi el cuerpo de Isadora extendido en la grama.

No sabía qué había sucedido, solamente sabía que algo andaba mal. No me aceptaba a creerlo. Caí de rodillas a su lado. Nico volteó a vernos y palideció. Vio a Isadora y luego me vio a mí. Negó con la cabeza una y otra vez. Volví a ver a Isadora, cos sus intensos ojos azules. Ya no tenían vida. 

- ¡Cedric! - gritó Harry desviando mi mirada hacia él. - ¡Llévate el Traslador! - ordenó.

- ¿Y tú qué se supone que harás? - contesté molesto por su tonta idea.

- Estaré con Nico. Saldremos de esta. Vete - dijo sin dejar de tocarse la frente mientras Nico luchaba con el hombre que había dejado el bulto que llevaba entre sus brazos a un lado. - Y, Cedric, lo siento - se refería a Isadora. Asentí y volví a ver a Isadora.

La abracé con fuerza y tomé la esquina de la copa. Sentí náuseas antes de aparecer frente a la entrada del laberinto. Escuché a todos aplaudir y vitorear mientras yo empezaba a llorar. Había caído sobre el cuerpo inmóvil de Isadora pero me negaba a abrir los ojos hasta que sentí a alguien sacudirme.

- Diggory, Diggory, ¿qué sucedió? - el profesor Dumbledore me había tomado por los hombros y me había arrastrado a un lado de Isadora.

- Está... está muerta - traté de decir sin dejar de llorar. - Suélteme - grité entre llanto mientras sacudía sus manos de mis hombros y me acercaba a Isadora.

Estaba en el piso. Su cabello estaba enredado y cubría parcialmente su cara. Sus ojos aún estaban abiertos y su boca estaba ligeramente abierta. Sus labios ya no tenían ese color rosado tan característico de ella, estaban completamente blancos y era difícil distinguirlos de su piel. Retiré el cabello de su cara con mucha delicadeza y tomé su rostro entre mis manos. Su piel estaba grisácea y demasiado fría como para ser normal.

- Estás bien. Respira... Solo respira - sacudí su cabeza levemente. Quería dejar de llorar pero me era imposible. El profesor Dumbledore trataba de alejarme de ella pero yo no lo permitía.Ya no escuchaba nada. - Vuelve, por favor. Está bien. Ya ha acabado. Estás bien. Despierta, Isadora. Por favor. No me hagas esto - no quería aceptar que había muerto. No quería aceptar que había muerto por mí. - No me hagas esto, Isadora. Por favor no. Te amo, Isadora. Por favor vuelve.

- Diggory, hay que sacarla de aquí - ordenó Dumbledore obligándome a levantarme.

- Isadora - susurré sin dejar de llorar. Vi a mi padre correr hacia mí.

- Hijo, ¿qué sucedió? - vio a Isadora y soltó un sonido de asombro. - Lo siento, hijo - me abrazó y trató de calmarme.

Cuando mi padre me soltó, tomé el cuerpo de Isadora entre mis brazos y lo levanté del suelo. Estaba completamente relajada y sus brazos colgaban a los lados de su cuerpo. Caminé buscando el camino hacia el castillo pero el profesor Dumbledore me detuvo.

- Cedric, ¿qué sucedió con Harry? - interrogó con preocupación.

- Está con Nico en el cementerio - contesté cortamente acomodando el cuerpo de Isadora para que no se cayese.

- Tendremos que hablar luego, muchacho. Lo siento mucho - tomó mi hombro y lo presionó levemente. Yo no dejé de llorar hasta que llegamos al castillo.

Coloqué a Isadora en una de las camillas. Estaba inmóvil. Me acerqué a su rostro y lo acaricié  levemente mientras sollozaba en silencio. Toqué sus párpados con delicadeza y le di un último vistazo a sus ojos antes de cerrar sus párpados con mis manos.

- Por favor, Isadora, hazlo por mí. Eres lo que más quiero, preciosa. Todo ha pasado. Por favor, despierta.

Mi Razón de CambiarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora