Capítulo 33

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-¡Isadora! ¿Estás bien? - preguntaron tres voces. Volteé a ver y eran los gemelos Weasley y Cedric.

- ¡Γαμώτο, είσαι ένας ανόητος! - grité para que se callaran

- ¿Qué? - preguntaron los tres al mismo tiempo.

- Maldita sea Cedric, eres un tonto - repetí.

- No... No era mi intención. Isadora, lo siento. En serio, perdóname. No era mi intención- dijo Cedric paniqueando. Me volteé y empecé a caminar en la dirección contraria.

-¿Quieres que te acompañemos a la enfermería? - preguntaron los gemelos caminando uno a cada lado mío.

- No, yo la acompañaré- contestó Cedric tratando de alcanzarnos.

- Déjenme en paz. No es la gran cosa.

- Este no es el momento para hacerte la valiente, Isadora. Estás herida - dijo Cedric parándose frente a mí por lo que tuve que detenerme. Bajé la mirada para que no me viera. Tenía sangre por toda la cara y el ojo izquierdo estaba llorando. Los gemelos se fueron cuando Cedric me dijo eso.

- Déjame pasar - dije secamente.

- Mírame - dijo agachándose levemente para poder verme - Tienes el ojo increíblemente rojo. Toma - agregó dándome la venda que me había quitado de la mano antes. - Póntela en la nariz.

- Esto es ridículo - dije yo viéndolo. No pensaba ponérmelo en la nariz.

- No, no lo es. Solo hazlo - no me moví. Me vio fijamente y me quitó la venda de las manos. Empezó a pasarla suavemente por mi rostro. En un momento se detuvo y acarició mi mejilla secando las lágrimas de mi ojo - Esto no está bien, fue mi culpa. Lo siento tanto. Debí de haber sido yo.

- ¿Puedes callarte? Me pones nerviosa - mascullé mientras le quitaba la venda.

- ¿Te pongo nerviosa? - preguntó sonriendo levemente.

- No en ese sentido, tonto - contesté empujándolo levemente. Volví a colocar la venda en mi nariz - Esta cosa huele terrible.

- ¿En serio? ¿Por qué?

- Tal vez porque la tuve puesta en la mano como por dos semanas - contesté sarcásticamente - Se mojó y secó. Está hecha un asco.

- Me puedo quitar la camisa, si quieres claro - dijo sonriendo. Rodé los ojos y no le dije nada.

Seguimos caminando por la interminable biblioteca hasta que logramos salir. En la entrada había un grupo de estudiantes de primero y al verme empezaron a gritar. Salieron corriendo mientras Cedric no podía parar de reír. Me estaba desesperando que fuéramos tan despacio así que empecé a caminar un tanto más rápido.

- Isadora, camina más despacio. Te puedes caer - dijo Cedric luego de un tiempo mientras trataba de alcanzarme.

- No estás en forma, Cedric - dije burlándome de él. Paré para que descansara un poco. Ya no me estaba sangrando la nariz pero aún me dolía un poco.

- ¿Quieres comprobarlo? - contestó levantándose la camisa levemente.

- No, Cedric. No quiero comprobarlo.

Mi Razón de CambiarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora