Capítulo 45

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- ¿Y tú quién te crees para decirme cómo tratar a Isadora? - escuché a Cedric mascullar. Me dolía la cabeza increíblemente pero no me moví.

- Ya sabes por qué estoy haciendo esto. Lo hago por ella. Sólo te estoy pidiendo que la cuides por mí - Percy sonaba triste.

- Y lo haré porque veo que tú no pudiste hacerlo.

- Fue un accidente. No sabía que esto iba a pasar - escuché un leve sollozo de parte de Jackson.

- Esto sucedió por seguir intentando que se enamore de ti cuando sabes muy bien que es a mí a quien quiere - sentenció Cedric molesto.

- ¡Ella fue mi novia, Diggory! - ¿¡Qué!? ¿De qué diablos estaba hablando Percy?

- Ella ni siquiera lo recuerda. Además, a mí no me importa si fue tu novia o no - contestó Cedric desinteresado.

- Lo que pasa es que aún la amo y me encantaría que ella se diera cuenta de que extraño ser su novio - no podía creer lo que Jackson estaba diciendo. Empecé a dudar si estaba despierta o atrapada en una pesadilla.

- Yo soy su novio ahora - dijo Cedric. - Y no quiero que vuelvas a acercarte a ella.

- Protégela con tu vida, Cedric. Ella es lo más importante para mí - Percy estaba notablemente triste y yo ni siquiera entendía de lo que estaban hablando.

- Quiero dejarte claro que esto no lo hago por ti, sino por ella.

- Recuerda que Isadora no es un premio que consigues y luego tiras. Cuídala y consiéntela pero sobre todo, ámala - dijo y escuché como se alejaba.

Me había quedado más confundida de lo que estaba antes de hablarle a Percy. ¿Yo había sido su novia? Eso era imposible. Y si lo había sido, ¿por qué no me recordaba de nada?

Abrí mis ojos lentamente tratando de acostumbrarme a la luz de los candelabros de la enfermería. Afuera ya estaba oscureciendo y había una tormenta de nieve. Puse mi mano en mi cabeza. Me estiré levemente y sobé mi frente. Vi que Cedric estaba sentado en la camilla que estaba a mi lado escondiendo su rostro entre sus manos.

- ¿Cedric? - mi voz sonaba débil. Me apoyé con mis manos y me senté.

- Isadora - dijo viéndome. Se notaba muy preocupado y un tanto desanimado. Se puso de pie, se acercó a mí y tomó mi rostro con suavidad. - ¿Cómo te sientes? ¿Quieres agua?

- Tranquilízate, solo me duele...

- ¿Qué te duele? - me interrumpió preocupado.

- La cabeza - contesté tranquilamente. Se alejó de mí y cuando volvió tenía un vaso con agua. - ¿Qué le pusiste? - pregunté oliendo el agua.

- Tómatela. Hará que te sientas mejor - aclaró. Le di un pequeño sorbo e hice una mueca de asco.

- Sabe horrible - reclamé.

- Lo sé. Tómatela, es buena para ti - me la tomé toda de un trago y traté de no expresar mi disgusto.

- ¿Estamos en la enfermería? ¿Qué pasó? - pregunté tratando de ubicarme.

- Sí, estamos en la enfermería. Percy te trajo aquí porque te desmayaste. Estaba tratando de hacer que recordaras algo, pero no funcionó - explicó viéndome fijamente.

Mi Razón de CambiarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora