0 3 1 | ShunxRuno.

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"Te amo"

  La peliazul toco su frente quitando los rastros de sudor que tenía en aquella parte. Ella sabía que él mas perjudicado en esta situación había sido Dan, ahora su exnovio, desafortunadamente había realizado todo lo contrario de lo que en verdad esperaba hacer.

  Suspiro pesadamente, él amor si que es demasiado complicado.

  Cerró fuertemente sus ojos mientras intentaba quitar todo rastro de Shun en su mente, ella quería convencerse que ese sentimiento que alguna vez existío dentro suyo hacia Dan, volviese.

  Tomó algo de agua para acercarla a su rostro, ella estaba demasiado estresada.

  ¿Como fue que ella, cambió sus sentimientos de un momento a otro?.

  Se sentía molesta, frustrada, nerviosa, una ola de emociones la había atacado de un segundo a otro.

  Ya no volvería a ver a cierto pelinegro, que robaba los suspiros de las chicas, aunque los sentimientos se mandan por si solos, debia de olvidar a su excompañero, su examigo, su examante.

  Debía de comenzar desde cero.

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—¿Que es lo que me hiciste, mujer?.—preguntó un pelinegro mientras se tocaba él pecho con angustia notoria.

  Shun se encontraba observando fijamente hacia la solitaria luna, ya que tras observarla detalladamente un sentimiento de paz inundaba su ser.

  Posiblemente Shun se encontraba en la misma situación que Runo, puesto que Dan era uno de sus mejores amigos, la única persona capás de entenderlo, él pelinegro no podía contarle que se había enamorado de su novia, no podía.

  Tocó sus cabellos con frustración, en realidad él no sabia como es que había sucedido, no sabía como se había enamorado de Runo.

  Sin embargo, tampoco pudo evitar el hecho de besar a Runo.

  Pasó sus dedos en la comisura de sus labios, tras recordar a la de cabellos azules. Recordando sus labios, dulces y adictivos, tan adictivos que con solo besarla una vez deseaba volver hacerlo.

  Pero lo hecho, hecho estaba. Todo había salido de mal en peor.

  Dejó salir aire de sus labios, suspirando con frustración. ¿Que habia hecho?.

  Porque engañar a uno de sus mayores amigos con su novia, todo era su culpa y eso lo sabia a la perfección.

  Tomó una hoja de el árbol que tenía frente a él, que por cierto estaba a punto de caer al suelo.

  La sostuvo entre sus labios, un recuerdo paso en su mente. La noche en la que Runo, junto a Marucho se las habían ingeniado para entrar a su doyo.

  El estaba realizando la misma acción de hace años.

  Sopló algo de aire, mientras aun sostenía la hoja de árbol, de esa manera produciendo un sonido placentero para aus oídos.

  Usualmente solo lo hacía, para pensar mejor las cosas.

  Debería dejarse caer en la gran tentación, o seguiría evitando él deseo egoísta que tenía acerca de la chica.

  ¿Porque la vida era tan confusa?.

  Él sabía perfectamente que toda esta relación, no lo llevaría a nada bueno.

  Solo de había dejado caer en la tentación. Un deseo inerte. Un problema.

  Cada ser viviente tenía deseos, aunque algunos más pecaminosos que otros. Como él robarse a la novia de tu mejor amigo de toda la vida.

  No planeó el enamorarse de Runo, nunca pasó por su mente el tener una pequeña aventura con ella.

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  Los dias pasaron rápidamente, como una corriente de agua.

  Cierto pelinegro se encontraba conversando con una peliplateado, en compañía de su ahora pareja Billy.

—Lo más curioso de la situación, fue que desde ese día no se volvieron a hablar.—comentó la única femina de el lugar, mientras sorbía de su bebida, gracias a su pajilla.

  Hace tiempo, Dan se había ido de él lugar, para no estar acompañado. Cosa que únicamente el trió de chicos, sabia la razón.

  Julie, les contaba a su pareja e amigo, la situacion de Dan y su ahora exnovia, Runo.

—Se me hace extraño que cortaran por que si. —admitió la morena.

—Debieron tener sus razones.—Billy se encogió de hombros.

—No lo creo.—Julie negó la cabeza. —esa relación fue se años, debió ser un gran problema o una fuerte discusión. —admitió.

—Eso puede ser.—habló el rubio, Julie suspiró.

—Ahora, Runo debe de estar camino a el aeropuerto. —bajó la cabeza algo triste.

  Era verdad que Julie, con cierto rubio se encontraban en el lugar natal de los exnovios, cuando ocurrió lo que tenia que ocurrir, olvidaron sus problemas para apoyar a sus amigos.

—¿Que dices Julie?. —preguntó el pelinegro, con una preocupación encima.

—Como lo oyes, Runo decidió partir a otro estado. —el semblante de la morena, había cambiado por uno de tristeza.—no quiere estar aquí.

  El corazón de el ojiámbar se estrujó por cierto momento determinado, su piel había cambiado por una mas pálida, su rostro cambió repentinamente.

—Debo irme.—el pelinegro no tuvo que musitar otra palabra más, ya que camino rápidamente a la salida de cierto centro comercial. Runo no podía irse así como así.

  Él miedo aumentó más en su sistema. Tenia miedo de perderla para siempre.

  Para llegar a cierto aeropuerto, el más cercano, le tomaría por lo menos quince minutos, debido a la gran ventaja de estar en él centro comercial.

  Sin duda, perdería totalmente el orgullo por ello pero, el sabía que esto lo valía. No podía dejar que parte de su corazón se fuera para toda la vida.

  El de cabellos negros, al llegar, se había llevado una gran sorpresa. Estaban abordando un avión, esto justamente le parecía una escena de película.

  Perdiendo todo el orgullo que le restaba, buscó algún rastro de la chica de coletas.

  Tenía miedo, era la primera vez que sentía un miedo recorriendo todo su ser, reconoció la misma sensación gracias a un acontecimiento que sucedió cuando tenía doce años, cuando su madre había fallecido.

  Había encontrado algunas cabelleras azules, pero ninguna como la chica, Runo.

  El tiempo cada vez avanzaba de forma rápida, impidiéndole una búsqueda lenta y precisa.

  La desesperación no se hacia notar en su ambiente. Mordió su labio inferior algo fuerte, temía el perderla.

  Cuando finalmente encontró una melena parecida a la de Runo. Con todo su coraje junto a un miedo, comenzó a seguirla a paso rápido.

  Tomando su brazo para atraerla a el, de un movimiento.

  Por lo tanto, la chica de coletas celestinas, temió que se tratará de algún secuestrador o al menos algo parecido, aunque al observar aquel rostro tan angelical, cambio su forma de pensar.

—¿S-shun?.—murmuró de forma incrédula, aunque con sorpresa añadida.

  El antes mencionado solo se habia dedicado a tocar la melena celestina de la menor.

—No me dejes.—murmuró despues de un largo silencio.

  Porque sin la presencia de la chica de coletas, la felicidad ya no sería más un sentimiento.

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