Me quito el jersey rápidamente mientras me pongo el uniforme del hotel. Mirando a mi reflejo en el espejo pienso en Peter. Es lo único en lo que puedo pensar. En él. En la manera que tiene de cogerme, de poseerme, y si no nos hubieran interrumpido habríamos llegado más allá. Algo que quería que pasara desesperadamente.
Pero mi furia también es palpable dentro de mí, ya que sigo viviendo la situación una y otra vez.
Frunzo el ceño ante las imágenes que pasan por mi mente.
Sacudo mi cabeza para intentar librarme de esos pensamientos, pero siguen permanentes en mi memoria
Me doy un último repaso en el espejo, y con un suspiro salgo por la puerta.
Megan me está esperando fuera.
La ignoro y me dirijo al salón de empleados, para agarrar mi carrito de limpieza. Maldito Peter, y maldita ella.
—Lali, no puedes ignorarme toda la vida —Megan me sigue a dentro—. Pensé que éramos mejores amigas, puedes confiar en mí.
Me giro para enfrentarla. —¿Puedo realmente? —mi intención es preguntarlo con ironía, pero sale más como una súplica que cualquier otra cosa. Desde que conocí a Peter, Megan está en todo y en nada, y no sé qué sacar de esa situación.
—Claro que puedes, ya sabes eso —lanza una sonrisa hacia mí—. Y, si quieres estar con Peter, cosa que no estoy del todo de acuerdo, adelante, pero tienes que saber que no va a terminar bien. Para eso estamos las amigas, para decirnos las verdades, ¿no?
La ignoro, porqué ya sé eso, y realmente, ahora mismo, no tengo ánimo ni ganas de entrar en esa discusión.
Megan probablemente se da cuenta de ello, ya que sale por donde ha venido, sin mirar hacia atrás.
Intento organizar lo que tengo y necesito en mi carrito, pero me resulta imposible. Y no puedo parar de pensar en la situación en la que estoy.
Y así es como me encuentran Adam y Euge, que entran bromeando por la entrada, pero se detienen al verme ahí. —Oye, ¿estás bien? —el pelo azul de ella es lo primero que veo al levantar la vista. Y sorprendentemente es Euge que me susurra la pregunta, ya que prácticamente nunca hemos tenido relación ella y yo. Ella lleva trabajando aquí toda su vida, ya que sus padres trabajan aquí, y aunque solamente hemos tenido alguna que otra conversación, desde que llegué aquí hace unos meses, hay algo en ella que me transmite confianza. Que me hace verla transparente, sincera, así que, mirando de ella a Adam, y así sucesivamente por un par de segundos, confío en ella. —Es que es todo tan... —me dejo caer encima del banco, y suspiro pesadamente—. Somos tan...
—¿Tan? —se sienta a mi lado.
—Tan diferentes —dejo ir.
—¿Y qué hay de malo en eso? —me codea juguetonamente, mientras sonríe—. Yo creo que lo diferente es lo bonito, emocionante. Lo normal es aburrido. Y créeme —su voz es dulce, algo que por su apariencia nunca hubiera imaginado—. Crecí prácticamente con Peter, sé que a él le gusta lo distinto.
Distinto.
Miro hacia Adam, que luce una sonrisa hacia mi dirección, e intento sonreírle de vuelta. —Gracias Euge —le digo sinceramente, su mirada dulce en mí.
Se levanta, con su sonrisa aún intacta en su cara. —Ni lo menciones —me guiña, antes de salir por la puerta. Y es seguida de Adam.
***
Mi cabeza se pasa el resto del día dando vueltas mientras limpio el hotel. Y es imposible no pensar en Peter, porque a cada lado que mire, cada rincón, me hace acordar a él. Megan desapareció sola, así que estuve todo el día limpiando al lado de Euge, y me agrada su compañía.
ESTÁS LEYENDO
Mine
RomanceUn trato. Eso era todo lo que se suponía que era. Un acuerdo entre dos personas. Sólo eso.