¡Hey! Un poco corto el capítulo, pero es uno de mis favoritos... Esto está a punto de terminar ya, faltan pocos capítulos para que acabe el primer libro y me estoy muriendo muerta lentamente... Espero que les guste, ¡disfruten!
Su mirada de sorpresa me deja saber que no se esperaba en absoluto esa declaración. Se pasa una mano por el pelo, y titubea, dejándome saber todo lo que necesitaba. Paso por su lado, con la intención de irme, pero su mano agarra mi muñeca en seguida.
No dice nada, pero tampoco me suelta, simplemente permanece ahí. —Déjame ir, Peter —le digo, un poco más alto de lo que pretendía.
—Mírame, nena —me susurra. No obedezco. Sé que, si lo miro, estaré perdida, y no puedo dejar que me afecten sus palabras. Necesito más de él. Necesito sentir que no me dejará. Que estará ahí por mí. Conmigo. Esta vez necesito hechos—. Dímelo otra vez —pide, mientras me rodea con sus brazos fuertes, atrayéndome hacia su pecho.
Levanto mis ojos para mirarlo, sorprendida. Sus ojos verdes me miran profundamente, y a la luz de la luna resplandece el color en ellos de manera significativa. Me tienen cautivada por completo. Podría pasarme toda la vida mirándolo y no me cansaría en lo más absoluto. Sus ojos pueden decir tanto y tan poco a la vez. Es como un rayo, es hermoso pero destructivo. Te cautiva con su forma de ser, su delicadeza, pero arrasa con todo lo que esté en su camino. Y no sé si yo estoy en ese camino o no.
—Lali... —espera él, pero no soy capaz de articular palabra—. Venga, vamos.
Me suelto de su agarre. —No voy a ir contigo, Peter —me planto firme.
Frunce el ceño, preocupado. —¿Por qué no?
—No puedo seguir haciendo como si nada. No quiero seguir así. Ya me duele —le confieso, mientras miro hacia el suelo, demasiado nerviosa para su atente mirada—. No sé qué quieres de mí. Peter, por favor...
—¿Quieres saber que siento yo por ti? —dice, mientras me rodea nuevamente con sus brazos. Asiento, incapaz de pronunciar palabra. Necesito saberlo, es algo que me atormenta día y noche. No sé dónde estoy con él—. Entonces, ven conmigo —susurra cerca de mi oído, mientras me deja un beso en la mejilla, tan suave que apenas lo noto, pero el escalofrío dentro de mí está presente. Respiro profundamente, y asiento otra vez.
Peter no pierde tiempo, y rápidamente, agarra mi mano para guiarme hasta su coche.
El viaje es silencioso, pero no dura mucho, en apenas unos minutos, detiene el coche delante del hotel. Este era el último lugar que esperaba que me llevara.
Sale del coche, y se dirige hacia mi lado, abriéndome la puerta, y sacándome en brazos del asiento. Protesto, pero ignora mis demandas de bajarme, y se dirige hacia su apartamento. En el ascensor me baja, y antes de que pueda sentir mis pies en el suelo, me besa. Su beso es demandante, desesperado. Me busca, y yo le entrego. Todo.
Es un beso que me deja sin palabras. Un beso que necesitaba. Hace a penas una semana que no lo veo, pero se siente como si fueran años. Y ese hecho me aterroriza. Me agarro fuertemente a él, sin querer soltarlo. Tiemblo por todo mi interior, y siento algo dentro de mí que me hace dudar, de todo. Dudar de él. Dudar de mí. Dudar de que algo así exista. A veces me pregunto si hay una explicación para todo. Dicen que la mejor pregunta es esa que no se puede contestar, pero, ¿realmente no tiene respuesta? ¿O la solución que pensamos no es lo suficientemente válida para creérsela? ¿Por qué este sentimiento sólo lo siento con él? ¿Por qué él me produce esta sensación?
Las puertas se abren, y me separo de golpe, lejos de él, mientras respiro pesadamente.
Espera a que salga yo primero, para después hacerlo él detrás de mí. Abre la puerta, y entro silenciosamente hasta detenerme en el comedor, Peter siguiéndome a casa paso que doy. —¿Qué hago aquí, Peter?
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Mine
RomanceUn trato. Eso era todo lo que se suponía que era. Un acuerdo entre dos personas. Sólo eso.