Capítulo 6

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—¿Qué hacemos aquí? —pregunto, cuando me sorprende ver la casa rural a unos metros de distancia.

Peter frunce el ceño ante mi pregunta, pero está claramente aliviado que me haya decidido a hablar. Pues que no se acostumbre. —Vives aquí ahora —declara, confuso, pero seguro de lo que dice.

Salgo del coche cuando veo que los demás también lo hacen. —Ya sé eso —ruedo los ojos—. Me refiero a que pensé que teníamos una pista sobre Lucy —digo en un susurro, por si está Stella presente, no queriendo que me escuche.

—Y la tenemos —dice Gas, contento, tras cual canturrearlo, desaparece dentro de la casa.

—¿Entonces qué hacemos aquí? —vuelvo a formular la pregunta—. Deberíamos ir tras la pista, ver que...

—Que ilusa te la has elegido, eh, cariño —exclama Britney en un dramático suspiro, mientras apoya su mano con la manicura perfecta en el hombro de Peter.

Tengo que contenerme para no abalanzarme hacia ella y quitarle la mano de su cuerpo. Ya no es tuyo, susurra una voz en mi cabeza. Pero me da igual. Es mío. —No lo llames cariño —gruño entre dientes.

Britney va a decir algo, pero Peter la detiene antes de que pueda hacerlo. Se sale de su toque, y le indica que vaya dentro. Observo como Britney desaparece en la casa, al igual que minutos antes lo ha hecho Gas, y no me giro para mirar a Peter hasta que no veo ni rastro de la melena rubia.

—Estás celosa —no me lo pregunta, sino que lo afirma—. ¿Sabes que eres muy mona cuando te pones así en plan posesiva? —susurra él, cuando sus brazos salen para rodear mi cintura. Su acto me deja perpleja, así que no actúo. No hago lo que debería hacer, salir de su agarre. Si no que me quedo quieta en mi lugar.

—No estoy celosa —mentira—. Ni me pongo posesiva —vuelvo a mentir.

Peter asiente en un gruñido, cuando su cabeza baja a mi cuello y entierra su cara ahí. Mordisqueando y besando sin parar. —Peter —gimo, sabiendo que necesito ponerle fin a eso, aunque mi tono de voz y mis actos demuestren lo contrario—. Tenemos que parar —suspiro jadeante, e inclino la cabeza para darle mejor acceso. Mis manos pasan por su pelo, agarrando a los firmes mechones que han crecido en su cabeza. Está más largo que la última vez, y me encanta igual. Mis manos se dirigen por su torso, y Peter se encoge cuando paso mi mano por su pecho. Sangre. Peter. Mentiras. Mamá. Dolor. Engaño. Más sangre. El recuerdo de lo que pasó esa noche me saca de mi burbuja, y doy un paso atrás empujando a Peter suavemente para que no me siga.

Peter respira con dificultad, al igual que yo, y su mirada perdida hace que quiera volver en sus brazos. Pero tengo que ser fuerte. —Dijiste que no te ibas a acercar a mí —digo, esperando que mi voz no tiemble al hablar. Ya que mi cuerpo no puede controlarse.

—Ya —suspira Peter abatido.

—¿Entonces por qué lo haces? —pido en un susurro.

—Porque, joder, Lali —se pasa una mano por el pelo, frustrado—. Te veo, y joder, yo... —gruñe—. Te necesito —declara, mirándome profundamente. Sus ojos verdes brillantes ante la intensidad.

Me tambaleo hacia atrás por sus palabras, pero Peter es rápido, y su mano agarra mi brazo antes de que me pueda caer. Nos quedamos así. Mirándonos sin poder apartar la mirada. No sé si son segundos, o minutos, lo que pasan, lo único que sé es que quiero más tiempo antes de que Peter aparte la mirada.

Eso me saca de mi zona Peter. —Me dices eso, pero sigues ocultándome muchas cosas —afirmo segura. Peter vuelve a buscar mi mirada, mientras me suelta el brazo lentamente, pero no lo niega, cosa que solo hace confirmar mis obvias sospechas—. Haces cosas para, bueno... Ya sabes —me sonrojo, no pudiendo poner en palabras lo que hacemos juntos—. Y sin embargo traes a Britney a vivir aquí. Tu ex prometida —recalco para hacerle entender mi punto.

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