Capítulo 20

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¡Hola! Aviso que Wattpad me "bloquea" algunos capítulos, así que si no los ven, tienen que seguirme y entonces van a poder leerlos... Perdón, y gracias. ¡DISFRUTEN!

—Así que déjame un momento, a ver si lo tengo claro —dice Megan, mientras limpiamos uno de los cuartos de "mayor calidad", cosa que para mí todas las habitaciones son iguales, y tienen un nivel muy extravagante—. ¿Pasaste el fin de semana con el señor Lanzani? ¿En una de sus fincas? —me mira prometedoramente. Asiento, incapaz de esconder la sonrisa—. ¿Y dónde? ¿Aquí en Londres?

—No —niego—. Estuvimos en Birmingham así que supongo que estaría por ahí, no sé dónde exactamente.

—Demasiado ocupada en otras cosas como para fijarte el lugar en el que estabas, ¿no?

Me río junto a ella. Se siente bien, poder bromear con ella, sin sentir que me juzga todo el tiempo. Vuelve a ser la Megan que conozco yo.

Terminamos el lugar, dejándolo si es posible más impecable de lo que ya es, y salimos, sin hacer ruido, por la puerta. —Me alegro mucho de lo que te está pasando, Lali, en serio —me sonríe.

—Gracias —asiento, no sé por qué.

—Pero habiendo dicho esto, eso no significa que te olvides de tus amigas, y querida mía, déjame decirte que el mes que viene estamos con motivos de celebración —exclama ella, mientras salimos hacia fuera, rodeando el hotel para no pasar por los pasillos. A el señor Lanzani no le gusta ver sus empleados. Me río cuando recuerdo esas palabras, y como ha cambiado tanto todo en pocos meses. Miro a Megan extrañada, ¿celebrar qué? —Lali, no me jodas —se cruza de brazos ella—. Es mi cumpleaños —declara, y se me va todo el color de la cara. ¿Cómo he podido olvidarme del cumpleaños de mi mejor amiga? ¿Qué clase de amiga soy?

—Se me pasó completamente —susurro sincera.

—Veo —espeta ella.

—Lo siento. Ni siquiera sé a qué día a estamos —intento defenderme.

—Estar con Lanzani te ha dejado sin neuronas —bromea ella, y me relajo un poco—. Así que mi cumpleaños. Vamos a celebrarlo el día exacto, entre semana, porqué sabes que fin de semana es cambio de residentes, y no nos van a dar fiesta ni de coña. Son mis veinticinco así que estaba pensando algo grande, que quede en la memoria. Una fiesta en un yate, y de ahí nos paramos a algún lugar a seguir la fiesta, ¿tú que piensas?

—¿Ganas de fiesta tienes?

—¡Siempre! —se ríe.

—Vale, entonces hacemos fiesta —le sonrío—. Déjame organizarlo a mí, como regalo de cumpleaños —me mira esperando—. ¿Y cómo forma de que me perdones por habérseme pasado?

Asiente, mientras sonríe. —Está bien, pero consúltalo conmigo, que quiero que todo sea perfecto, quiero mucho de todo —su sonrisa es picarona, y me río por su insinuación.

—Genial —estamos a punto de entrar por la puerta de empleados, pero a lo lejos veo a Peter, caminando tranquilamente por el jardín del lugar. Miro de él a Megan, y ella asiente sonriendo, así que, dándole el carrito, corro hacia la dirección de él.

Peter se sienta en un banco de piedra, mientras mira la fuente. No se ha percatado de mí todavía, pero me detengo. Su presencia solamente me deja sin aliento. Doy dos pasos hacia adelante para estar en su campo de visión, y ahí es cuando levanta la vista y me ve.

—Perdón señor, pero no está permitido estar en el jardín —bromeo.

—¿No? —su mirada se dirige a la mía, y me deja sin habla. Se levanta cuidadosamente, mientras avanza hasta detenerse a dos centímetros de mí—. ¿Y qué harás si no obedezco?

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