Capítulo 15

2.2K 130 35
                                    

¡Hola! Lo siento muchísimo, y desaparecí de la nada, lo sé, lo siento, de verdad... ¡Gracias un montón! Y les prometo que nunca más tanto tiempo sin capítulo, no les voy a fallar.

Respiro profundamente el aire fresco mientras me acomodo en la hamaca que hay en el jardín. Es un día extremadamente caluroso hoy. Así que disfruto lo máximo que puedo del sol antes de que desaparezca. Llevo toda la mañana leyendo un libro que ya he leído varias veces antes, y me encanta. No podría estar mejor.

La risa de Will me saca de mi trance, y levanto la cabeza para verlo a él pasear con Lucy en brazos. Los observo detenidamente, y mi mente crea la representación de Peter jugando así con nuestro hijo. Una sonrisa se forma en mi boca ante esa imagen.

Will levanta la cabeza cuando me escucha, y se acerca a mí con pasos cuidadosos.

—¡Buen día! —canturrea él. Y es la primera vez en semanas que lo veo tan contento.

—Buen día —saludo emocionada, porque se ha quedado aquí de momento. Y no juzgaría que decidiera marcharse cuanto antes, pero sé que lo hace por Stella. Ella no se quiere ir de aquí, y menos aún sin saber donde está Nathan.

Peter y yo volvimos ayer después de haber estado todo el día tonteando en la cama en Kent, pero sin poder hacer nada por el reposo absoluto en el que tengo que mantenerme. Miramos varias películas mientras nos mimábamos mutuamente, y después de eso, volvimos a esta gran casa rural a las afueras de Londres.

Cuando me desperté Peter ya no estaba, y aunque sé que hoy estoy en estrictas instrucciones de quedarme en la cama, un vistazo por la ventana, y sabía que no me podía perder este magnífico sol, así que salí muy cuidadosamente hasta el jardín, y llevo aquí toda la mañana, extremadamente relajada.

—Dile buen día a Lali —le instruye Will a Lucy, y ella baja sus ojitos para mirarme y se ríe. Me río con ella sin poder evitarlo. Will mira a Lucy con ternura, antes de darle un beso en la mejilla a su hija, y vuelve a posar sus ojos en mí—. ¿Cómo estás? —me pregunta él—. Estuve intentando averiguar todo el día de ayer que había sucedido, pero nadie me dijo nada.

Sonrío ante su pregunta. —Mejor que nunca —digo con sinceridad, porque es la verdad. Aunque mi hijo nonato esté peleando por su vida, los Gallico quieran matarlo, y matarme a mí, Peter haciendo Dios sabe qué, Will enterándose que no es el padre biológico de Lucy, Lucy ni siquiera siendo hija de Stella, Stella buscando a su hermana, yo enterándome de que Peter tiene una hermana melliza (super maja por cierto), Nathan y Britney desaparecidos... la lista podría continuar y continuar, y todos esos pensamientos me rondan la cabeza, y caigo en la realización de que solo he estado pensando en mí misma. Nadie de aquí está bien. Están todos sufriendo por culpa de las garras de los Gallico, yo incluida, pero, de una manera muy retorcida, todo se reduce a mí. Pero no retiro lo dicho, sutilmente me recompongo de la mejor manera que puedo, y le hago la misma pregunta. —¿Y tú que tal?

—Estoy hecho una mierda, Lali —me confiesa sincero, directo al punto. Pero éste es Will, no se anda con rodeos, y es un chico genial—. Éste pequeño ser que amo más que nada en mi vida, no es realmente mía. Y yo sé, que, para mí, ella siempre va a ser mi hija, y yo me voy a sentir su padre, pero la realidad es que eso no es así. Ella tiene el derecho de estar con sus verdaderos padres. No es justo para ella —asiento, porque entiendo a lo que se refiere, y lo que quiere expresar, pero también confío en que Stella lo hizo por una razón que va mucho más allá de lo que ella quiere personalmente. Tiene que ser muy duro separar a unos padres de su hija, para ambos lados—. Y quiero marcharme de aquí. Lo sabes. Sabes que quiero irme, y no volver nunca más. Y también sabes que quiero que vengas conmigo —vuelvo a asentir, mientras Will suspira abatido—. Pero Nathan ha desaparecido. Nadie tiene idea de donde está. La última persona que lo vio, fuiste tú, y tú no tienes ni idea. Y Stella está completamente destrozada. Y muy en el fondo, por más que no quisiera admitirlo, sabía que había algún rollo entre ellos dos, pero no pensaba que fuera de esa magnitud. Y ella está ida. Está prácticamente inmóvil. No hace, y tampoco quiere hacer, nada. Y sólo han pasado dos días. Es que está todo jodido.

MineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora