Cuarenta y seis

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Solté un suspiro sintiendo como nos separabamos poco a poco el uno del otro, aunque él por su lado agarró mi mano y la entrelazo con sus dedos dando pequeñas caricias sin dejar irme del todo. Esos pequeños gestos de cariño me hacían quererlo un poco más cada minuto.

—¿Mañana harás algo?, podríamos ir a almorzar o a cenar en la noche —comentó rascando su nuca en un gesto que ya me era bastante conocido.

Solté un risa sin poder evitarlo ante la ternura que me daba antes de asentir— Claro, te aviso durante la mañana.

Dije mientras recordaba que tenía un trabajo por terminar y que debía entregar durante la semana, aunque sabía perfectamente que podía terminarlo otro día, pero hacerte de rogar un poquito no le hacía mal a nadie y mucho menos a él que debía jugar con todas sus piezas ésta vez.

—Me avisas mañana... —dijo riendo mientras asentía y me miraba entrecerrando sus ojos— Claro. —se acercó a mi y pegó sus labios a mi frente haciéndome cerrar los ojos de manera automática por un par de segundos, hasta que se separó y se alejó caminando hasta la puerta de casa conmigo detrás.

—Nos vemos. —dije abriendo la puerta para él.

—Nos vemos.

Y dicho eso último caminó hasta su camioneta y tras dar un último vistazo en mi dirección se montó y se perdió por la calle y también de mi vista. Cerré la puerta luego detrás de mi y me recosté en ella pensando en lo sucedido, en todo lo que hablamos y en las típicas dudas que vienen a tu cabeza cuando tomas decisiones importantes. Esas típicas dudas que te hacen pensar en si en realidad hiciste lo correcto o no, pero esa respuesta sólo me la daría el tiempo y esta vez el sería mi mejor amigo.

Solté un sonoro suspiro justo cuando mi celular comenzó a sonar encima del sillón, di un par de trotes hasta llegar a el y ver que era Max, mi hermano.

—Hey, buen día.

Dije mas entusiasmada de lo normal dejándome caer en el sillón con una sonrisa de oreja a oreja.

Hey... ¿Qué onda con esa alegría?, ¿Te ganaste algun premio millonario o algo?.

Vire mis ojos negando— Si me hubiese ganado un premio te estaría contestando desde una isla paradisíaca y no desde mi sala.

¿Entonces a qué se debe tanta alegría?, te conozco Gabriela Córdoba y tú casi nunca me respondes tan entusiasta... Más bien nunca lo haces.

—Eres muy llorón, suena a que siempre te contesto de mala gana y no es así. Pero pasa que no queda bien contarlo por teléfono así que, ¿Qué te parece ir a comer afuera?, salida de hermanitos.

Escuché su risa al otro lado del teléfono y pude imaginarlo asintiendo luego— Para eso te llamaba la verdad, pero ya que lo has propuesto tú primero me parece justo que tú pages, así que... Pasa por mi en una hora. —abrí mi boca para decir algo pero apenas alcance a respirar cuando se despidió y me corto la llamada, dejandome con la palabra en la boca y con ganas de darle un golpe.

Me levanté riendo y agarré mi bolso para subir las escaleras y cambiar mi ropa, andaba algo sport ese día y no me apetecía ir así mismo a comer con mi hermano, y no se vería bien.

Solté mi cabello y lo peiné con mis dedos dándole forma a las ondas que se me habían hecho durante la mañana y saqué de mi closet un body negro que dejaba al descubierto mis hombros, busqué un jeans azul oscuro y unas sandalias con un tacón cuadrado de piel de gamuza que hacían el atuendo casual pero perfecto a mi estilo.

Cuarenta minutos después me encontraba lista, aunque me había dado varias vueltas mientras me vestía y ver memes en mi celular no ayudaba mucho a que me apurara. Guardé lo necesario dentro de mi bolso y retoqué mis labios antes de salir de casa, agarré las llaves de mi auto y me adentré en el para luego salir por la calle y manejar hasta el departamento de mi hermano que estaba en el centro de la ciudad.

The Interview (Terminada - SIN EDITAR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora