Creo y confío en que llegará aquel fin de semana en el que despertaremos en la misma cama, bañandonos juntos, riendo y peleando por la ropa regada en la alcoba; que al comer no sólo sean alimentos, que el apetito que nos caracteriza lo reflejemos para saciar momentáneamente nuestra hambre del otro...
Que haremos eso y mucho más sin que nadie tenga que saberlo, solo nosotros. Que ni tu madre, ni tu padre ni nadie que no seamos nosotros se meta, que estemos los dos viviendo nuestras metas y sueños que nosotros nos fijamos.