Te acepté en mi poema y te fuiste como anécdota... Recordé las tácticas sadicas que utilizaste para que esté a tu merced.
Inseguridad y soledad me llevaron a saciar la sed de atención y compañía, tus mentiras y malos tratos fueron el manantial en el que sacie mi sed, la cual cabe destacar que ya tenía, pero querida, no estés aflijida, pues terminé por ahogarme en el conformismo de tu simple compañía y por hipotermia moría.
Al final, causada por la ausencia de la presencia de tu amor, sufrí mi perdición...
Aquí estoy ahora, recordando tus caricias y olvidando las bazofias de promesas que sembraste en el huerto de mi ser, ahora arranco las raíces esparcidas por mi mente, encuentro las semillas de esperanza que arranco, manco estoy y así trato matarlo... Mi amor... No se merece morir por ti...
Los frutos bellos los cuales surgieron del recuerdo de tu calor, ese que ya no noto...
Noto el frío de mi alma y no tienes ya cabida en mi cama... Ya no estes presente en mi mente cuando ocurren cosas tan deprimentes... Ya no estoy en busca del descanso del humano sufrimiento, ahora solo espero que acaben todos muertos...
