Lluvia ácida, agradable martirio, que el tortuoso amorio que habita en este cansado corazón se vaya y todo quede en paz, que deje de latir.
Que no haya más, que lo deje ir, pero no deje de sentir, lo bello de vivir.
Purificame el alma, que la tormenta que antece a la calma me de un buen carma.Has que mi epidermis se desgarre, que la piel que cubre a mi esencia, se pierda de toda existencia, que la sangre de mis arterias se vacíe y haga que el vacío se efectúe...
Escurre el innecesario drama que cubre mi mal vista calaña, que salga a relucir esa gran hazaña que es perdonar a quienes te dañan...