Libro 2. Segundas Oportunidades.
Se enamoraron sin querer. Sabían que sería difícil. Sabían que sus familias nunca lo aceptarían.
Ella, 19 años. Él, 27. No es un abismo, ¿Qué son ocho años? Pero eran etapas diferentes y si le sumamos un océano d...
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¡Una semana!
Eso era lo que faltaba para que finalmente estuvieran juntos de nuevo. Ninguno podía esperar, las ansias les quemaban por verse y sentirse.
Llevaban juntos casi cuatro meses, en los cuales su relación, a pesar de la distancia, había alcanzado un grado de intimidad y confianza que ninguno imaginó. Se sentían tan bien el uno con el otro, disfrutando cada momento, cada risa, cada sensación que los mensajes intercambiados les provocaban. Podían tener un mal día pero la presencia del otro, siempre hacía las cosas más fáciles, más llevaderas.
En esta ocasión, los padres de las chicas se habían negado a que se quedaran en un hotel pues habiendo suficientes habitaciones en su casa, no era problema que se alojaran con ellos. Los Ferrer estuvieron encantados y agradecidos, eran una gran familia ahora.
Valeria estaba ya por su sexto mes de embarazo, todos estaban por demás ilusionados ante la llegada del nuevo miembro de la familia, quien para ese momento ya sabían que sería un niño. Mel, a pesar de comenzar a sentir algo de celos por la atención que todo el mundo le daba al pequeño, estaba impaciente por conocerlo y jugar con él.
Para esas alturas, Alexa y Mario eran inseparables, así que todos los planes que venían haciendo para las vacaciones, los incluía a ambos. Angie se había unido al viaje de última hora y también venía a pasar las fiestas con ellos, provocando la felicidad de su novio, quien ya comenzaba a preocuparse por estar lejos durante tres semanas. Iker solo rodaba los ojos ante las quejas de su hermano, pensando dentro de sí, que él no sobreviviría a una relación a distancia como la que él mantenía con Estefanía. No era nada fácil, pero ellos lo estaban logrando.
—Todo está listo para su llegada. Angélica se quedará en la que era tu habitación Valeria—explicaba Clara a sus hijas—Kate y Joseph en la de huéspedes que esta junto a la nuestra, y los muchachos decidirán como dormir en las habitaciones restantes, tendrán que compartir una.
Ambas chicas se miraron y sonrieron, sin necesidad de hablar se entendían y sabía que no habría necesidad de eso.
—No lo creo, Angie estará aquí, Tadeo ni de chiste querrá dormir con alguno de sus hermanos—comenta la pequeña con diversión.
—Así es, yo no me preocuparía por eso, má. Lo más seguro es que aunque diga por respeto a ustedes que se quedará con Iker o Bruno, a media noche terminará en el cuarto de ella—agrega Valeria.
—Bien, entonces tenemos todo cubierto—ríe Clara—. Ahora solo queda decidir quién irá por ellos. Son 6, así que solo pueden ir dos si se llevan la camioneta o llevar dos autos si todos vamos.
—Podemos ir Damián y yo sin problema, Mel puede quedarse aquí—se ofrece, no dándole tiempo a la pequeña de hacerlo, quien moría por ver a su novio y esperarle en el aeropuerto.
