Magic-Rudy Mancuso ft Maia Mitchell
Estefanía no encontraba palabras para describir lo que había vivido y aún con el cuerpo de Iker enredado entre el suyo, no le tomó mucho tiempo darse cuenta que realmente pasó, que no fue un sueño. Él era su realidad, una infinitamente mejor de la que alguna vez imaginó.
—Pequeña...—murmuró Iker con cautela después de un momento de silencio, necesitaba saber lo que ella pensaba. Por la manera en cómo se entregó juraría que fue tan especial como para él lo vivido, pero necesitaba escucharlo de su boca—. ¿Estás bien?
Con renuencia, desenredo sus piernas de las suyas, se recostó de lado, donde pudiera ver la cara de su novia, quien tenía una sonrisa tímida en el rostro, pero sus ojos brillantes delataban lo feliz que estaba.
—Estoy... no tengo palabras para expresarlo, Iker. Gracias, gracias por esto—dice, con la voz cortada, llevando una de sus manos al rostro de su novio y acariciándolo con suavidad.
—Créeme, quien está agradecido soy yo... gracias por permitirme ser parte de tu vida y por regalarme un momento como este—los ojos de su novia se llenan de lágrimas. Iker siempre sabía que decir para hacerla sentir especial, querida—. Pero no llores, mi amor...
—No puedo evitarlo, no cuando eres todo lo que nunca soñé. Te amo...—declara, depositando un beso en sus labios.
—Y no tienes idea de cuánto yo te amo... sé que esto no es pasajero Estefanía, que eres lo que las personas buscan toda una vida y no siempre encuentran—temía asustarla con sus palabras pero no podía dejar de decirlo. Ella era su futuro.
—Tú eres mi persona, lo sé. Nada me parece imposible a tu lado—aseguró ella sin dudar.
Él pegó sus labios a los suyos y esa nueva forma de amarse que descubrieron, los envolvió nuevamente. Ahora con más intensidad, menos timidez... caricias más certeras, besos apasionados y una irremediables ganas de entregarlo todo.
Al amanecer, con renuencia, se tuvieron que separar. Se besaban una y otra vez, queriendo a largar el momento pero sabiendo que era necesario, más que nunca desearon poder algún día estar juntos sin miedo, sin esconderse. Después de lo vivido, la urgencia de gritarle al mundo lo que sentía se volvió imperiosa, era absurdo que siguieran escondiéndose. No le hacían daño a nadie, su familia tendría que aceptarlo en algún momento.
Alexa le había enviado un mensaje que iba en camino.
—Te veo en el desayuno...—murmuró Teffie, recargada en la puerta de la habitación, mientras despedía a Iker, con las mejillas coloradas y una de las camisetas del chico que usaba para dormir algunas veces y que por supuesto, había traído como pijama.
Ya cerca de la calzada de piedra que conectaba las habitaciones, Iker se regresó hasta su novia y atrapó de nuevo sus labios entre los suyos. Era una aparición, con los labios aún hinchados y su camiseta que dejaba entrever esas largas piernas que adoraba acariciar, el pelo revuelto, simplemente preciosa.
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Volver a ti©
RomantiekLibro 2. Segundas Oportunidades. Se enamoraron sin querer. Sabían que sería difícil. Sabían que sus familias nunca lo aceptarían. Ella, 19 años. Él, 27. No es un abismo, ¿Qué son ocho años? Pero eran etapas diferentes y si le sumamos un océano d...