Libro 2. Segundas Oportunidades.
Se enamoraron sin querer. Sabían que sería difícil. Sabían que sus familias nunca lo aceptarían.
Ella, 19 años. Él, 27. No es un abismo, ¿Qué son ocho años? Pero eran etapas diferentes y si le sumamos un océano d...
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Dusk till Dawn-Zayn ft Sia
Estefanía se encontraba admirando su obra. Después de mucho tiempo y esfuerzo invertido, finalmente todo estaba listo para el primer cumpleaños de su sobrino, Tiago. Ese angelito que los tenía a todos enamorados al igual que su hermana, pues con esos enormes ojos azules, no había manera de no derretirse ante él. Lo cierto es que el pequeño era una versión en miniatura de Damián.
Un año... ese tiempo había pasado y la chica no podía estar más feliz.
Su relación con Iker iba mejor que nunca, parecía que la distancia, en vez de apagar lo que sentían, hacía que se incrementara y cuando estaban juntos, disfrutaban ese tiempo tanto como podían. El chico había venido varias veces ese año, sin mencionar los dos meses que Alexa, Mario y ella habían pasado en España el verano anterior. Fue un sueño para todos, incluso habían hecho un viaje en auto por todo el sur de aquel país, conociendo varias ciudades andaluzas como Málaga, Córdoba, Sevilla y Cádiz.
Iker había organizado una cena romántica en Sevilla, donde celebraron un año de estar juntos. A la orilla del río Guadalquivir, con la ciudad de fondo, comiendo en un ambiente relajado y rodeado de intimidad, recordaron ese año maravilloso que había pasado. A pesar de las altas y bajas en su relación, de la lucha constante contra la distancia, habían tenido un año memorable, lleno de momentos únicos.
—Quiero hacer un Brindis por nosotros, por más momentos juntos, pequeña—murmuró Iker con suavidad, levantando su copa de vino.
—Por nosotros... porque a pesar de todo en contra, estamos aquí. Te amo, Iker—habló la joven, pegando su copa a la suya.
—Yo también te amo, Teff, como un loco—terminó, juntando sus labios con suavidad.
Después habían caminado por la ciudad, la cual Estefanía amó desde el primer momento pues era preciosa. El casco histórico, uno de los más antiguos de Europa, tenía mucho por ofrecer y de noche, era mágico. Llegaron hasta Plaza España, donde se sacaron muchísimas fotos, era un lugar muy romántico y la gente que les ayuda a capturar esos momentos con el celular de la chica, no dejaban de elogiar lo lindos que se veían juntos.
Terminaron la noche perdidos en los brazos del otro, disfrutando de ese amor que crecía cada minuto. La chica había perdido la timidez y se entregaba de forma única, Iker nunca tenía suficiente de su pequeña que podía ser dulce como un caramelo, así como apasionada. Esos contrastes en la personalidad de Estefanía, lo volvían loco.
—Eres una niña traviesa—murmuró con diversión, al verla moverse de forma provocadora por la habitación con esa incitante ropa interior. Pasearse en paños menores frente a él era ya algo que no le preocupara demasiado, por el contrario, le encantaba provocarlo.
—Solo te muestro lo que disfrutaras—dice con picardía, haciendo que Iker soltará una carcajada y la atrajera a sus brazos.
—Si lo pones así, prefiero entonces no perder el tiempo. Que eres demasiada tentación—habló, ya devorándose sus labios en un ardiente beso.
