Libro 2. Segundas Oportunidades.
Se enamoraron sin querer. Sabían que sería difícil. Sabían que sus familias nunca lo aceptarían.
Ella, 19 años. Él, 27. No es un abismo, ¿Qué son ocho años? Pero eran etapas diferentes y si le sumamos un océano d...
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Miss you-Louis Tomlinson
Había pasado una semana de lo sucedido. Estefanía no había sabido de Iker, ni preguntaba al respecto, aunque muriera por hacerlo. Todos hacían como si nada hubiera pasado, esperando que ella diera el primer paso. La cita con el terapeuta le ayudó mucho a poner las cosas en perspectiva. Aún seguía enojada con él, mucho, pero ya no se sentía herida.
Era domingo, el abuelo de Mario los habia invitado a comer a su casa pues aún había muchas cosas por definir en cuanto a la boda. Juan Carlos, abuelo del chico, se había integrado muy bien a la familia y ya era partícipe de esas reuniones familiares que muy seguido se realizaban, incluso él mismo organizaba algunas.
—Apúrense, que ya saben que no me gusta manejar con prisa—apremiaba Marcos a su esposa, hija y madre. Quienes lo seguían rodando los ojos, ya acostumbradas. Una de las virtudes, o defectos de su padre, como bromeaba muchas veces Teffie por lo exasperante que podía llegar a ser, era la puntualidad. Así no sea algo formal, siempre tenía que llegar a la hora.
—Tranquilo, hombre, aún vamos con suficiente tiempo—lo regañó Clara.
—Es que no entiendo porque tardan tanto en arreglarse—refunfuña.
Mientras sus padres se enfrascaban en una de sus típicas discusiones, Estefanía aprovechó para checar los textos que Alexa le había enviado hace un rato mientras terminaba de maquillarse.
"Trae las revistas donde viste el vestido que te gustó, quiero enseñárselo a Val". Por su puesto ya las traía, había decidido ya qué tipo de vestido usaría para la boda de su mejor amiga.
"El abuelo quiere que haya una banda de jazz para amenizar la comida, ¿Qué dices? No me late mucho, cuando la proponga hoy, apóyame con que no es buena idea". Rio ante eso. Condenada Alexa, por supuesto la apoyaría en todo, aunque a su parecer no era mala idea la opción del abuelo.
"Por cierto... Iker estará en la comida. Sabes que Mario y él se llevan muy bien. I just let you know..." La risa se detuvo en ese momento. Dios, lo vería de nuevo.
Había estado deliberadamente evitándolo, no yendo a casa de su hermana. Aunque no se había salvado de escucharlo mencionar, sobre todo de parte de sus sobrinos. Siempre parecían tener algo que decir acerca de su tío.
Su corazón comenzó a latir con fuerza, sus manos comenzaron a sudar. Pero a diferencia de cuando comenzaba a tener un ataque de ansiedad, esto se sentía más bien como nerviosismo, anticipación. Muy en el fondo estaba emocionada por verlo nuevamente, aunque odiara admitirlo.
"¿Y me lo vienes a decir ahora? Ya vamos en camino!!". Escribió, agregando varias caritas enojadas.
"Ups..." Recibiendo emoticones de caritas sonrientes de parte de su mejor amiga como respuesta. Alexa sabía desde el primer momento que el muchacho asistiría, pero si le decía, seguro buscaba un pretexto para no ir.
