30. Realidad.

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Heavy-Linkin Park ft Kiiara

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Heavy-Linkin Park ft Kiiara

Mirando la imponente ciudad que se abría a sus pies, pensaba en lo mucho que su vida había cambiado en los últimos nueve meses. Como de sentirse plena, emocionada por las mil y un probabilidades del futuro, se transformó en ese gris presente que la envolvía.

Una sola palabra bastó para estallar esa burbuja en la que vivía, para matar todas las ilusiones que le llenaban el corazón.

¿Pensará en ella? Se preguntaba constantemente, para después sentirse tonta y débil por ella seguir haciéndolo. Lo dejó claro, no quería seguir a su lado, no imaginaba un futuro a su lado.

—¿Es todo? Así como sin nada vienes y dices que no quieres seguir con esto, ¿si te das cuenta que no tiene sentido, verdad? —Espetó con voz temblorosa, abrazándose con fuerza para no derrumbarse frente a él.

—¿Qué quieres que te diga? —murmuró, mordiéndose el labio con aprehensión, evadiendo su mirada.

Ni siquiera la pantalla que los separaba lograba evitar la tensión que comenzaba a formarse. La barrera que iba irguiéndose entre ambos.

—La verdad, ¡Maldita sea! Por qué ese cambio de actitud—exigió, sin dar crédito a lo que oía. Debía ser una broma, una de muy mal gusto. No había manera de que Iker estuviera haciéndole eso, no su Iker, no el hombre que hasta hace unos días le decía cuanto la amaba.

—No hay nada que decir, Estefanía. Simplemente creo que esto no nos está llevando a ningún lado... es inútil seguir luchando por un imposible. Ni siquiera hemos sido capaces de ser honestos con nuestra familia—sintió como si en vez de palabras, le hubiera dado un golpe en el estómago, le costaba respirar.

No, él no podía estar haciendo eso. No, se negaba a aceptarlo.

—Podemos arreglar eso, Iker...podemos arreglar lo que sea—suplicó, limpiándose las lágrimas con fuerza.

Los puños de él estaban apretados, luchando por seguir en su papel, por dar la mejor actuación de su vida.

Era lo mejor, es lo mejor... se repetía una y otra vez. Había tomado su decisión, la más difícil de su vida, pero la única correcta.

—Es una decisión ya tomada—sentenció, con voz gélida.

Un escalofrío recorrió el cuerpo de la muchacha.

—Entonces, ¿es todo? —Odiaba sonar débil y llorosa pero le estaban destrozando el corazón y no podía evitarlo. Sentía que Iker se le escurría de las manos.

—Si...—fue la última palabra que escuchó de él antes que la pantalla quedara en blanco.

Derrumbó su mundo y sin una sola explicación lógica. Después de tanto meses, aún seguía rememorando una y otra vez esa conversación, recreando cada palabra e intentando buscarle un significado, algo que explicara el cambio abrupto en Iker.

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