Libro 2. Segundas Oportunidades.
Se enamoraron sin querer. Sabían que sería difícil. Sabían que sus familias nunca lo aceptarían.
Ella, 19 años. Él, 27. No es un abismo, ¿Qué son ocho años? Pero eran etapas diferentes y si le sumamos un océano d...
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Bad Liar-Selena Gomez
¿Era su imaginación o Iker en realidad estaba evitándola?
Después de esa larga noche de marcha, como la llamó Tadeo, despertaron pasado el mediodía y literalmente la cabeza le explotaba. Valeria solo se rió de ella y le dio un par de aspirinas que enseguida comenzaron a hacer efecto.
—Estuvo buena la fiesta ¿eh? —Comentó con diversión su cuñado.
—Ni te imaginas, la pasamos increíble. No recuerdo cuando fue la última vez que me divertí tanto—murmuró sin levantar tanto la voz pues cualquier sonido le parecía demasiado para su dolor de cabeza.
—Me alegro, peque—dice Val, rodeándola por los hombros—. Sabía que la pasarían bien, es inevitable con los chicos y mira que no conociste a Lorenzo, es bien lanzando el condenado. Cuando me conoció no dejaba de coquetear conmigo—cuenta.
—A Damián no le gusta eso—señala su cuñado, haciéndolas reír.
—Celoso—lo pica Val y el asiente sin dudar, causando las risas nuevamente de las chicas—. Desde que se fue a Dinamarca apenas y ha venido un par de veces, parece que después de todo sentó cabeza, me parece que estaba por casarse pero no estoy segura.
Algo recordaba de eso pues los chicos lo habían mencionado anoche durante la conversación.
Les contó a su hermana y Damián lo que habían hecho, lo poco que recordaba del final y ambos no pudieron evitar reír ante eso. En el fondo se alegraban enormemente, aunque sonara extraño pues una hermana normal la reprendería por beber de esa manera, sin embargo, en su situación, Val estaba verdaderamente feliz de saber que su hermanita estaba viviendo y disfrutando de su juventud. Le había contado a Damián también lo hablado con la muchacha y este no pudo evitar sentirse mal, culpable por no haberse dado cuenta de lo que sucedía, por haberse encerrado tanto en su dolor y no ver lo que ocurría a su alrededor. Él sí que pudo haber hecho algo pero estaba cegado por la pérdida del amor de su vida.
—No pienses así, era totalmente comprensible después de lo sucedido. Te viste solo con una pequeña que criar, amor y créeme que no puedo estar más agradecida por compartir mi vida con alguien como tú, por compartir ese pedacito de cielo que es nuestra hija, contigo. Eres el mejor padre que pudo tener y gracias a ti, es la niña hermosa que es ahora—le había dicho, tomando su rostro entre sus manos para dejarle claro que jamás lo culparía por algo como eso, que no era su responsabilidad y que ella, estaba agradecida por haber sido un excelente padre para su pequeña.
Tadeo entró a la cocina poco después, en el mismo estado que ella y los tres se miraron con divertida complicidad.
—Aquí tienes tus santas aspirinas, creo que necesitaremos otra caja si piensan seguir con sus noches de juerga—comentó Val.
