Libro 2. Segundas Oportunidades.
Se enamoraron sin querer. Sabían que sería difícil. Sabían que sus familias nunca lo aceptarían.
Ella, 19 años. Él, 27. No es un abismo, ¿Qué son ocho años? Pero eran etapas diferentes y si le sumamos un océano d...
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—Exijo verte, abrazarte y besarte...—dice Iker en cuanto su novia aparece en pantalla, haciéndola sonreír por el tono de niño mimado que uso.
—Hola a ti también—murmura la muchacha.
—Te extraño mucho, pequeña...
—Yo también te extraño, muchísimo... cuento los días para verte—confiesa Estefanía, mirándolo con anhelo.
Había pasado un mes desde su regreso y estaba siendo difícil la separación. A pesar de que hablaban cada día por mensajes, llamadas o FaceTime, sentían que no era suficiente. El tiempo que habían pasado juntos en Valencia era incomparable y morían por revivirlo, por poder abrazarse, besarse, dormir juntos... simplemente, sentir el calor del otro.
Sin embargo, nada de eso los detenía o los hacía dudar de lo que tenían. Estaban seguros de lo que sentían, de lo que su corazón quería. Ambos sabían que valía la pena.
Ese mes había sido muy difícil para ella. Comenzar la universidad no era lo complicado, estaba por demás emocionada de iniciar ese nuevo reto en su vida pero ver al protagonista de sus pesadillas, casi todos los días, no estaba resultando nada fácil. Incluso con la charla que tuvo con la terapeuta antes de que las clases comenzaran, no estaba tan preparada mentalmente como creía. Sin mencionar, que su mala suerte había hecho aparición desde el primer momento.
—Esto tiene que ser un chiste...—musitó al bajarse del auto de Alexa. Era el primer día y su mejor amiga se ofreció a llevarla para que llegaran juntas y se sintiera más cómoda. Pero nunca esperó encontrarse a quien menos quería, desde el primer instante.
Charles estaba justo en la entrada, recostado en la pared con aire despreocupado, riendo por alguna tontería con su grupo de amigos, a los cuales, Estefanía detestaba pues siempre fueron crueles con ella.
—Ignóralo, Teff, no vale la pena. Es tu primer día, no dejes que lo arruine—murmuró con preocupación Alexa.
Ambas caminaron con paso decidido, intentando no demostrar lo afectada que estaba la pequeña por la presencia de ese chico que tanto daño le hizo. Este, al percatarse de su presencia, se irguió, mirándola con el ceño fruncido, decidiendo si acercase o no... sabía que le estaba prohibió, que incluso legalmente tendría un problema, pero necesitaba hablar con ella. Ahora, en sus cinco sentidos, se dada cuenta de lo estúpido que fue y de lo bajo que había caído. Estefanía no merecía nada de lo que le había hecho.
Sin siquiera mirarlo, pasó a su lado con la cabeza en alto, no dejándole ver el miedo que en ella provocaba. Nunca más, se dijo a sí misma. Él no volvería a amedrentarla.
—Mira nada más, la zorrita apareció de nuevo. ¿Dónde se habrá metido todo el verano?—murmuró con sorna el primo de Charles, provocando sonrisas burlescas de los otros chicos.
