Libro 2. Segundas Oportunidades.
Se enamoraron sin querer. Sabían que sería difícil. Sabían que sus familias nunca lo aceptarían.
Ella, 19 años. Él, 27. No es un abismo, ¿Qué son ocho años? Pero eran etapas diferentes y si le sumamos un océano d...
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What ifs-Kane Brown ft Lauren Alaina
El tiempo no les dio tregua, para cuando se dieron cuenta, era Navidad y todos estaban listos para celebrarlo en una gran fiesta organizada en la casa de los Sandoval. La terraza estaba irreconocible, Clara se había esmerado en que todo se viera perfecto. Había un gran árbol de Navidad, guirnaldas de colores, luces tintineando y una piñata de siete picos, como la tradición mandaba; quería que los españoles vivieran una navidad a la mexicana.
Tina, la abuela, había regresado de su visita a la Ciudad de México y pasó el día cocinando junto a ella para tener todo listo, era la experta y su nuera seguía sus instrucciones al pie de la letra. Siempre habían tenido una muy buena relación y desde que se mudó con ellos definitivamente, se unieron más. La abuela era quien los consoló y se mostró fuerte después de lo que creyeron la pérdida de Val, a pesar de que también le dolía. Era un pilar en la familia y tanto Estefanía, como Valeria, la adoraban con locura.
—¿Te has fijado que últimamente, Estefanía esta como más sonriente? —Comentó a Clara mientras terminaban algunos detalles en la mesa.
—Sí, le hace muy bien tener a los muchachos aquí. Marcos y yo estamos convencidos que esta vez, las terapias están surtiendo efecto, se la ve más tranquila y feliz.
—Definitivamente, ya era hora que mi niña comenzara a vivir de nuevo. Se escondió por mucho tiempo, estoy segura que mi castañuela pronto regresara completamente—aseguró y su nuera asintió sonriendo.
—Yo también lo creo, Tina.
Ambas solían decir, que contrario a Val, que siempre fue bien tímida y un tanto callada, Estefanía era alegre, de carácter vivaracho. Siempre sonriendo, era tan difícil mantenerla callada cuando pequeña, preguntaba por todo y tenía una curiosidad insaciable. Comenzó a hablar muy pronto, siguiendo cada paso de Valeria y queriendo hacer todo lo que su hermana mayor hacía. Antes de que todo sucediera, de que ese bastardo se cruzara en su camino, era una pequeña niña mimada, feliz y que derrochaba alegría en cada poro. Poco a poco la vieron apagarse, retraerse... ambas se sentían culpables por haberse dejado cejar, por no indagar más y averiguar él porque del cambio, dieron tanto por hecho, que su lucecita había sufrido las consecuencias. Nada deseaban más que ver de nuevo esa chispa en ella.
—Ojala conozca a alguien que le haga ver que hay más gente buena en el mundo, que le haga vivir una bonita experiencia y se enamoré, que viva su propio cuento de hadas.
—Nada deseo más, pero todo a su tiempo. Creo que aún sus alas tienen que sanar, para que mi mariposa pueda volar libremente.
Si solo supieran que un amor bonito y genuino era lo que mantenía a la pequeña en vilo, con ganas de ser la mejor versión de sí misma. Nunca imaginarían que eso que tanto deseaban para ella, estaba sucediendo y con quien menos se pensaría.