Libro 2. Segundas Oportunidades.
Se enamoraron sin querer. Sabían que sería difícil. Sabían que sus familias nunca lo aceptarían.
Ella, 19 años. Él, 27. No es un abismo, ¿Qué son ocho años? Pero eran etapas diferentes y si le sumamos un océano d...
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I hate you, I love you- Gnash ft Olivia O'brien
Estefanía no habló de lo sucedido, incluso cuando Alexa y Valeria intentaron preguntarle al verla con los ojos llorosos cuando regresó, pidiendo irse. Negó, limpiándose las lágrimas y suplicándole a Ale que la llevara a casa. Esta lo hizo sin dudar, compartiendo una mirada preocupada con su cuñada, quien se mordía el labio con aprehensión, odiando ver así a su hermanita nuevamente. Damián las observaba sin intervenir, preocupado también por la pequeña pero consciente que eso sucedería cuando descubriera la verdad sobre Iker.
—Estamos aquí para cuando estés lista para hablar—murmuró Valeria, abrazándola con fuerza—. Te quiero, Teffie.
Ella solo asintió, limpiándose nuevamente esas traidoras lágrimas que no dejaban de salir.
—Vamos, te llevaré a casa—apremió Ale, pasando un brazo por sus hombros, dándole soporte.
El diseño del vestido quedó en el olvidó, ninguna pudo seguir después de que Estefanía se fuera con Iker. Demasiado angustiadas, a la expectativa. Lo importante era la pequeña y su estabilidad emocional. Ambas estaban conscientes que era algo que tenía que suceder, pero eso no evitaba que se preocuparan. Valeria les había escrito a sus padres de inmediato, avisándoles.
"Alexa está llevándose a Estefanía a la casa. Se le ve muy afectada, no sé qué haya sucedido pues no quiso hablar. Hay que estar muy pendientes de ella..." Escribió a su madre en cuanto las muchachas abandonaron su hogar.
Estefanía por su lado, se negaba a hablar, aún tenía mucho que procesar. Las palabras de Iker seguían repitiéndose en su cabeza. ¡IDIOTA! ¿Cómo se le ocurrió pensar que estaría mejor sin él? ¿Cómo? Su mente se negaba a aceptar sus razones, sentía que solo eran excusas baratas para justificarse. Pero su corazón, ese que se aceleraba con su sola presencia, le creía cada una de ellas, y deseaba correr a su lado.
¿Cómo podría sacarlo de su vida? ¿Cómo olvidarlo cuando estar a su lado se sintió tan bien? Temía volver a salir herida, ¿Quién le garantizaba que él no huiría nuevamente intentando protegerla?
El problema no era la falta de amor, pues ese poco tiempo que estuvo a su lado se dio cuenta que aún sentía demasiado por él. No, el problema no era ese. Era la confianza. Esa que el resquebrajó al dejarla, ¿Cómo podría estar segura que no sucedería de nuevo? ¿Cómo? Tenía demasiadas preguntas rondando en su cabeza, demasiados miedos y sentimientos contradictorios.
Sus padres la esperaban preocupados en la sala de estar, y apenas cruzó la entrada principal, se acercaron a ella. No le sorprendió, seguro su hermana los había puesto sobre aviso.
—Estoy bien, solo necesito estar sola un momento. Asimilarlo...—murmuró, antes de que ellos puedan decir nada.
—Lo entendemos, mi amor. Solo recuerda que estamos aquí si quieres hablar, ¿De acuerdo? —Declaró Clara, dejando un beso en su frente.
