31. Clarividencia.

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Clarity-Zedd ft Foxes

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Clarity-Zedd ft Foxes

Valeria trabajaba en los últimos detalles de uno de sus diseños, mientras cuidaba de cerca a esas dos personitas que llenaban su vida de felicidad; Melanie y Tiago. Quienes estaban abstraídos con esa película que amaban, Moana. La habían visto cerca de cinco veces esa semana y no se cansaban, al menos le daban tregua para poder avanzar en sus pendientes. Desde que él niño había nacido, trabajaba más desde casa, solo iba al taller y a la boutique que abrieron en México, cuando ellos estaban en la escuela para ver que todo marchara en orden. Pero tenían empleadas más que capacitadas que llevaban todo a la perfección. Lo cierto es que la línea textil iba de maravilla, tanto en España como allí y no podían estar más contentas. Su madre, Katherine, iba y venía entre los dos países para cerciorarse que todo estuviera en orden, y por supuesto para pasar tiempo con ella y sus hijos, a quienes adoraba con locura.

"Tengo todo listo para el viaje del fin de la próxima semana, los diseños están terminados y empacados, deben llegar un día antes que mi vuelo pero ya me encargué que una de las muchachas vaya por ellos al aeropuerto. ¡Cuento los días para verlos, ya los extraño! Dales muchos besos a mis bebés de mi parte, diles que abue Kate tiene una sorpresa para ellos". Leyó en el mensaje que su madre le había enviado, sonriendo y rodando los ojos ante lo último. ¿Cuándo no tenía una sorpresa para ellos? Sus hijos eran unos mimados, lo cierto es que a veces era difícil disciplinarlos con tantos abuelos consentidores alrededor pero con Damián a su lado, todo era más sencillo.

Cada día lo amaba más, y agradecía a la vida de haberle permitido regresar a su lado.

Leyó el otro mensaje que tenía, era de Clara, su otra madre. Que afortunada era de tener dos maravillosas mujeres a las que pudiera llamar mamá.

"Val, hija, ¿Has hablado con Teffie? Estoy muy preocupada, la he notado muy decaída últimamente. Desde que se fue a Nueva York siento que algo no anda bien, cada día está más flaca y poco comunicativa. Y viste que ni siquiera quiso que vayamos a visitarla este verano..."

Estefanía. Esa hermanita suya estaba volviéndola loca de preocupación también. Por supuesto que algo no andaba bien, lo había notado casi desde el momento que se fue. Y ni hablar de eso que sucedió poco después, nunca imaginó a su pequeña pasando por una situación semejante, casi se muere del susto cuando se enteró. Pero por más que intentaba hablar con ella, no conseguía nada. Ya llevaba nueve meses en Nueva York, había conseguido extender su estancia allí y se había negado rotundamente a recibir visitas, alegaba que tenía muchas cosas que hacer y no valía la pena por ahora. Estaba segura que también estaba planeando quedarse el siguiente semestre, por eso convenció a sus padres de esperar a las vacaciones navideñas para visitarla. Lo que no terminaba de comprender era el ¿por qué? ¿Por qué querer mantenerse alejada?

Algo andaba mal, lo sabía y se sentía impotente al no poder sacarle que era pero había regresado la Teffie callada, introvertida, a pesar de que ante ellos intentara comportarse normal, no conseguía hacerlo. El brillo en sus ojos se había apagado, el entusiasmo en sus palabras cuando contaba lo que iba viviendo no era completamente genuino. No, esa no era su Teff, su pequeña castañuela que había estado surgiendo desde que ella regresó. Tenía la sospecha que ese secreto que ella, Damián, Alexa y Mario escondían, tenía mucho que ver con su comportamiento, con lo que había detrás.

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