47. Love wins.

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Love Wins-Carrie Underwood

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Love Wins-Carrie Underwood

Su familia los esperaba fuera del edificio y cuando se unieron a ellos, gritos de júbilo y felicidad se dejaron oír, pues todos compartían la felicidad de que por fin estuvieran juntos otra vez.

Después de poner a todos al tanto de lo sucedido durante el juicio y de la travesía que habían hecho los recién llegados para estar allí, las suposiciones de lo que pasaría con el caso, no se hicieron esperan. Todos estaban preocupados, expectantes.

Sin embargo, más apremiante a eso, Iker y Estefanía morían por tiempo a solas. Querían hablar, besarse y reconocerse nuevamente. Pero sus padres parecían tener otros planes.

—¿Qué les parece si vamos a comer para celebrar que están aquí? —Sugirió Katherine, encantada de tener a todos reunidos. Por supuesto ya había ofrecido su casa para que se hospedaran, no dejaría que ocuparan un hotel cuando no era necesario.

Valeria, viendo la mirada anhelante de la parejita, decidió intervenir para ayudarles. Ella, más que nadie, comprendía lo que era querer recuperar el tiempo. Le tomó al menos un mes separarse de Damián sin tanta aprehensión, después de que todo se había arreglado entre ellos años atrás.

—Creo que Iker y Teffie tienen aún cosas por hablar, ¿Por qué no lo dejamos para la cena, mamá? Así mis papás y mamá Tina igual pueden descansar un rato—ofrece, guiñándole con complicidad a la chica, que esconde el rostro en el pecho de Iker para que no vean su sonrojado rostro. Oh, su hermana sí que la conocía bien. Moría por perderse entre los besos y caricias que añoraba con locura.

—Sí, me parece que es lo mejor—apoya Joseph, entendiendo el plan de Val. Definitivamente los muchachos morían por tiempo a solas, y después de todo lo que habían pasado, se lo merecían.

Antes de que Marcos pueda pensar mucho en Estefanía a solas con Iker, Clara interviene para convencerle que vayan a descansar un rato pues estaba bastante cansada en realidad. El viaje había sido una locura, horas y horas de vuelo, escalas... sin mencionar la preocupación por el estado de la muchacha, que los había sorprendido por tan ecuánime que se mostró, a pesar del pequeño ataque de ansiedad que experimentó. Su pequeña le estaba dando grandes lecciones de vida, de fuerza y ganas de salir adelante. Se estaba convirtiendo en una gran mujer.

—Vamos a darnos un baño y dormir un par de horas, que apenas pegamos un ojo en el avión. Ya por la noche nos reunimos nuevamente para cenar—apremia, y el hombre asiente de acuerdo. Sabía lo que su esposa hacía y tampoco era tan anticuado, entendía que los jóvenes necesitaban tiempo. Aunque prefería no pensar mucho en eso realmente, Teffie siempre sería su pequeña, su princesita, pero sabía, tenía que aceptar que ya era toda una mujercita.

Despidiéndose de todos, se dirigen al departamento de Iker en un silencio por demás anticipante. Se miraban con complicidad y sonreían con emoción, realmente morían por estar juntos de nuevo, por terminar de sellar ese amor que sentían por el otro. No había necesidad de palabras, sabían lo que el otro experimentaba, las ganas de volver a descubrirse, de amarse nuevamente.

Volver a ti©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora