46. Mi lugar es junto a ti.

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I'll come back for you-Max Schneider

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I'll come back for you-Max Schneider

Iker voló a España la mañana siguiente. Era necesaria su presencia días antes del juicio para prepararse en conjunto con el Ing. Alonso en la declaración. Todos estaban a la expectativa de lo que iba sucediendo, con la preocupación creciendo conforme el día se acercaba.

Estefanía, después de aquella comida, no había podido dormir bien. Se despertaba por las noches asustada, después de una pesadilla donde Iker era declarado culpable. La ansiedad la invadía, y los escalofríos recorrían su cuerpo. Dios, estaba tan asustada. No podía perderlo, no así, no de ninguna forma. Lo amaba, ya no lo ocultaría, ni se negaría a aceptar ese sentimiento. El enojo que sentía hacía él, era opacado en sobremanera por el terror de que algo pudiera suceder.

Cuando la dejó en su casa esa tarde, después de contarle todo, ambos se abrazaron con aprehensión, con miedo a que pueda ser el último. Ninguno quería pensar en eso, no era una posibilidad, se negaban a aceptarlo.

—No te acostumbres a mi ausencia, que encontraré la manera de volver a ti—murmuró el chico, haciendo que ella sonriera y recordara esa misma frase de la carta que le dejó en el hospital.

—Te odiaré el resto mi vida si no lo haces—sentenció, apretando su rostro en el pecho del muchacho, que vibró por la risa que eso le provocó. Su pequeña tan testaruda, claro que haría hasta lo imposible para recuperarla.

—Es una promesa, mi amor.

Se quedaron largos minutos allí, solo sintiendo y llenándose de la esencia del otro, ahora lo necesitaban más que nunca. Escuchando sus latidos y aferrándose a ellos, controlando las interminables ganas de llorar que ambos sentían.

Iker se moría por probar los labios de la chica pero no iba abusar de la confianza que ella le estaba brindando. Ese momento que le estaba regalando, era la gasolina que necesitaba para luchar, luchar de verdad por su libertar. Veía una pequeña luz de esperanza con ella, comprobó que aún sentía algo por él y que no le era indiferente lo que le sucediera. Era mucho más de lo que esperó, si era honesto.

Los padres de la muchacha habían estado pendientes y escucharon cuando llegaron, viendo el encuentro entre ambos, a través de la venta, con miradas cómplices. Su pequeña finalmente bajaba la guardia, admitía sus sentimientos.

—¿Crees que hayan arreglado las cosas? —Cuestionó Clara a su marido.

—No lo sé, pero de que algo avanzó allí, es un hecho—afirmó, sonriendo. Había tomado la decisión correcta en ayudar al muchacho, Estefanía sufriría por el proceso que enfrentaría, de eso estaba seguro. De corazón esperaba que todo saliera bien, por el bien de ambos.

También había hecho algo, más por un impulso que conscientemente, dudó si fue correcto, pero viendo a su hija en ese momento, cambió de opinión. Definitivamente ocuparían esos pasajes de avión, solo debía esperar el momento adecuado.

Volver a ti©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora