¿Me Devuelves A Mi Novio?

20 Verdades

Había pasado más o menos una semana desde que Danny y yo decidiéramos hacernos con nuestra venganza...

Y todo fue tal y como me lo esperaba.

Era una relación muy cercana, los dos nos queríamos mucho, tanto delante de la gente, como solos, éramos cariñosos, nos llenamos de besos, juegos tontos entre nosotros, abrazados... La pareja perfecta...

O eso se veía.

Tanto mi amigo como yo, sabíamos que siempre nos llevaríamos estupendo, siempre sería un amor incondicional... Siempre sentiríamos amor hacia el otro... Pero no de la clase de amor que queríamos encontrar...

Cada beso que nos dábamos era forzado de alguna manera. Sí, un beso suyo es tremendamente placentero, pero en él no encuentro el placer que sentí siempre al lado de Connor...

Creo que lo único que me liberaba de todo ese estrés, era que cada día tenía entrenamiento de básquet, y ya que llevaba buen tiempo de actividad física, ya podía empezar a hacer más cosas.

Hoy era martes y luego del partido (en el que por cierto, mi equipo nuevamente ganó) mi primo tuvo que invitar la pizza (de nuevo) así que escogí la más picante para mí. Ni idea de qué pasaba por mi mente pero pedí una pizza triple queso con mucho chile, y aunque la boca me quemaba salvajemente, nadie dijo nada a pesar de mirarme mucho.

En la mesa que estaba yo, se sentó Joseph, Ben, Josh, Collin y Pete, que en resumen siempre fueron los mejores amigos de mi primo. Todos hablaban animadamente mientras yo devoraba sola mi pizza familiar.

- Hey, Jess, ¿no quieres un jugo para acompañar? - preguntó mi primo preocupado al ver que me metía un chile entero a la boca.

- ¿Para qué? Estoy bien así, gracias. - respondí mientras seguía comiendo.

- Mmm... ¿Y qué te parece un helado?

Ahora sí logró captar mi completa y absoluta atención.

- Ok.

Y seguí comiendo.

- Oye Jess, Morgan acaba de enviarme un mensaje, y la verdad quería pedirte un favor. Saldré hoy en la tarde y regresaré mañana para la práctica, pero no quiero dejar a mi hermana sola, ¿Te gustaría quedarte con ella está noche? Sé que son muy amigas, y si no tienes nada que hacer...

- Oh, claro, me quedaré. Solo deja que le avise a Dan.

Tomé mi teléfono y marqué el número.

Un tono...

Dos tonos...

Tres tonos...

Cuatro tonos...

...

Nueve tonos...

"- ¿Ah? - preguntó una voz adormilada."

- Soy yo, Dan, quería decirte que...

"- ¿Quién es?"

Oh, cielos, este idiota seguía dormido.

- Dan, soy yo...

"- ¿Quién eres?"

Yo. Lo. Mato.

- Por todos los cielos. Levanta tu trasero de la cama y mójate la cara o algo para que despiertes, inútil.

"- ¡Jess, eres tú! - farfulló más despierto ahora."

- Sí, soy yo, imbécil. Solo te llamaba para avisarte que me quedaré en casa de mi amiga Morgan esta noche.