7 Hogar, Dulce Hogar

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Le envié un mensaje a Danny avisándole que no viniera a buscarme ya que me iba a ir caminando, así que solo cerré bien la puerta de la casa, acaricié a sus perros y me fui sin hacer ruido, dejando todo limpio, y con el corazón más que roto.

Iría a mitad de camino cuando oigo que alguien me comienza a silbar. Lo ignoré un rato, pero ya me era verdaderamente molesto todo esto, así que me voltié para encargarle.

- ¡Joseph! - chillé sorprendida y corrí a abrazarle.

Joseph era mi primo, el cual vivía con mi tía abuela (su abuela) Georgina, a la cual adoraba más que a nada, sin contar con que era mi única familia junto con Joseph.

- Ya veía que en cualquier momento me golpeabas por irte silbando así, digamos que tienes un carácter fuerte. - rió divertido mientras me daba vueltas en el aire.

- Te he extrañado muchísimo.

- Y yo a ti. ¿Cómo está mi tía Gina? - pregunté algo anciosa.

- Bien, algo cansada, los dos te hemos extrañado mucho, ¿cuándo vendrás a casa? - preguntó.

Venir a casa... Eso sonaba estupendo, yo no tenía casa pero ellos decían que su casa era mi casa, ella me refugiaban. Siempre estarían para mí porque somos familia y me aman tanto como los amo yo... Eso es lo que necesito, el amor de mi familia.

- ¿Puedo ir hoy? ¿Ahora? - pregunté más desesperada que nunca por ver a mi familia y sentirme en casa.

- Eso no se pregunta, Jess. Así que... ¿Vamos?

Yo lo miré y lo abracé fuertemente.

- Vamos.

Caminamos en silencio durante mucho rato, no era un silencio incómodo, de hecho, era muy acogedor.

Abrimos la reja, y subimos el tramo de escaleras para llegar al departamento de mi tía.

Toqué la puerta ya que habíamos acordado con mi primo darle una sorpresa a mi tía Gina, así que cuando Minnie, la perrita de mi tía empezó a ladrar, sentí ese cálido sentimiento de comodidad hogareña.

La puerta se abrió, y me dejó ver a mi tía con su pelo color zanahoria muy corto casi a ras de su cuero cabelludo, y su ropa estilizada, moderna y linda. A pesar de tener sus años, y no tener el mejor cuerpo, siempre iba vestida simple pero guapa.

- ¡Jess, hija! - dijo con emoción mientras me abrazaba. - Pasa, pasa. Hijo, trae algo para tomar, ¿Quieres jugo?

- No gracias, tía. Estoy bien, ¿cómo está usted?

- Aquí, cansada. - respondió ella.

- Y vieja. - aportó mi primo.

- Ah, que eres pesado. - dijo mi tía gruñona pero sin dejar de tomarselo con humor. - Y tan desaparecida que estuviste, hija. - me dijo volviendo a mi.

- Sí, bueno, la verdad es que he estado en varias cosas, pero nada interesante en realidad.

- Mmm, bueno, me alegro de que hayas venido, aquí se te echa de menos.

Después de largas conversas, y de muchos ruegos, mi tía me convenció para quedarme un par de días en su casa, lo malo es que mi teléfono había caído al agua mientras lavaba la loza, y ahora estaba tratando de secarlo hasta que me dijeron que lo dejara en arroz, así así lo hice, y como nunca fui fan de esas cosas, lo olvidé por completo.

Cuando mi tía se fue a acostar, yo me quedé hablando con mi primo.

- ¿Cómo ha llevado todo después de... Bueno, de todo, el funeral y eso? - pregunté.

Mi tío y esposo de mi tía, había fallecido hace un par de meses, en ese entonces Connor me acompañó al funeral, pero yo me sentí mal con toda la pena y el no haber comido,que me tuvo que sacar de allí.

Lo extrañaba mucho... Y si yo lo extrañaba así, no me quería ni imaginar mi tía.

- Está tranquila. O eso he visto yo. - dijo no muy convencido.

- Y tu... ¿cómo lo estás llevando?

- Lo extraño, Jess. Lo extraño mucho.

Lo abracé y él sollozó en mi hombro.

Al igual que él y sus hermanas, yo tampoco tenía padres, la diferencia es que sus dos hermanas eran... No, SON diferentes a él. Chismosas, mal intencionadas... Y me odian. Es una verdad que debo admitir. Siempre me han criticado todo lo que hago y digo, e incluso le coquetearon a Connor cuando estábamos juntos, y luego a sus espaldas hablaron mal de él... Eso me dolió, pero al ser mi familia no pude hacer mucho.

Joseph se quedó dormido en mi hombro y yo ya estaba un poco adormilada, así que terminé de apoyarme en la pared. Al instante me quedé dormida sin importar la incómoda pose en la que estaba.

¡¡¡Mi cuello ardeee!!!

Trato de mover mi cuello, pero éste duele mucho, y me cuesta enderesarme.

Mi primo ya no está a mi lado, y según mi reloj son las once de la mañana. Cómo puedo me levanté, no sin antes hacer tronar todos los huesos tanto de espalda como de mi cuello.

- ¿Jess, eres tú? - preguntó la voz de mi tía.

- Sí tía, soy yo. - murmuré con la voz ronca por el sueño aún presente.

- Ay hija, yo no te quise despertar, si dormiste tan mal ahí. Joseph se sintió culpable y te fue a comprar algo para desayunar, le dije que habían cosas aquí, pero de verdad se sentía mal, así que insistió.

- Es muy terco. - murmuré.

- Así es. Seguro es de familia. Ahora ve a ducharte que yo ya te busqué ropa, así que ve a ducharte y yo te la llevo.

- Está bien, tía.

Entré al baño y a pesar de siempre ducharme con agua fría, esta vez mi cuerpo pedía a gritos el agua caliente.

Me desnudé y dejé que el agua relajara mi cuerpo, de verdad necesitaba esto.

Cuando salí, encontré un vestido celeste, corto, y unas sandalias de tacón a juego... Mi tía y yo teníamos gustos muy diferentes en el sentido de ropa, mientras ella se arreglaba femeninamente, yo... Solo me ponía lo primero que encontraba, así que bueno, no me queda de otra más que ponerme lo que ella me había ofrecido.

En la mesa había una torta grande, de chocolate con fresas... De verdad que se sentía culpable mi pobre primo.

- Joseph, no tenías que comprar todo esto. - dije sintiéndome culpable yo ahora.

- A ver, ¿hace cuánto tiempo que no te tenemos por aquí? Te hice pasar una mala noche, y lo lamento, pero esta torta también es para celebrar que hayas venido. Te extrañamos muchísimo, Jess.

- Oh, Joseph.

Abracé a mi primo fuertemente y él me lo devolvió.

Desayunamos en paz, pasamos una buena mañana hasta que...

- Jess, hija, ¿podrías abrir la puerta por favor? - me preguntó mi tía.

- Claro.

Dejé el pimiento rojo que estaba picando junto a mi tía, y fui a la puerta con las manos algo rojas y aún sujetando el paño.

Oh no, justo lo que me faltaba...

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Hola!!!

Que les parece???

Quién será que llegó???

Será Connor o Danny???

Voten, comenten, y sigan leyendo porque la historia sigue se y se pone mejor.

Me disculpo por no haber escrito antes, pero las cosas surgen y hay que ir paso a paso.

Hasta el próximo capítulo,

Nos leemos!!!

¿Me Devuelves A Mi Novio?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora