Capítulo 8

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—¿Perder el control en que aspecto?— ella juntó sus cejas notablemente mirándome como si fuera la persona más extraña del mundo.

—No sé, ¿Te parece algo extraño?— pregunté con curiosidad, ella soltó una pequeña risa burlón y después se puso seria.

—Pues, más bien me parece que estás loca— afirmó sin más, rodé mis ojos y le lancé el cojín que se encontraba en mis piernas dándole en la cabeza logrando despeinar su cabello marrón.

—Olvídalo, no pienso hablar más de esto contigo — me crucé de brazos haciéndola reír.

—Escucha, estar con ese chico está acabando con tus neuronas porque sólo no te mantienes lejos de él y ya, fin de tus problemas — me sonrió encogiendo sus hombros a lo que respondí negando.

—¿Lo olvidas? Me persigue a dónde quiera que vaya — respondí obvia —Y de cierta manera, yo a él también.

—No hay nada que la policía no pueda resolver — se encogió en hombros.

—¿Estás loca? Jamás haría algo como eso—negué.

—¿Por qué no?.

—Porqué es un acoso mutuo.

—¿Bromeas?— negué — ¿Por qué harías...?— Emma se quedó pensando unos segundos hasta que la vi sonreír.

—¿Qué?— la miré confundida.

—Ese chico te atrae ¿Cierto?— me miro pícara —Acéptalo, te atrae aunque sea un poquito.

—¿Qué? No, si es extremadamente guapo, su físico es muy atrayente pero sólo eso Emma, que nos acosemos uno al otro no significa que sienta algo por él, más bien es sólo diversión — expliqué logrando que ella hiciera una mueca muy extraña —Sólo intento saber por qué me sigue.

—¿Qué no es obvio? —Resopló —Le gustas.

—Claro que no, se comporta cómo si yo fuese la persona que más le molesta. A veces creo que no me soporta.

—Quizás no está acostumbrado a demostrar sus emociones o no sabe cómo manejarlas pero es obvio que está interesado en ti. Nadie acosa a alguien por qué si, Sophia —Respondió.

—Si está interesado en mí, ¿Por qué no decirlo simplemente? —Me crucé de brazos algo confusa.

—Bueno, eso tendrías que preguntárselo a él.

Rodé los ojos —No lo creo, tiene la mala costumbre de nunca responder a mis preguntas.

—Ya lo creo, entonces ¿Qué vas a hacer con él?— ella subía y bajaba sus cejas con rapidez lo que me causaba risa.

—No lo sé ¿Sabes? Hay veces en las que quiero saber más de él, quiero conocerlo de verdad pero su estúpida forma de ser lo arruina todo.

—Tal vez debas darle su espacio también, no sólo las mujeres tenemos miedo de conocer personas incorrectas, como sea, es tarde y debo irme ya— me sonrió mientras miraba con atención el reloj en su teléfono.

—Está bien, vamos, te llevo a tu casa — afirmé levantándome de la cama para salir del cuarto con Emma detrás de mí. Cuándo llegamos a la planta baja de la casa cruzamos camino con mamá.

—Oh Emma, ¿Ya te vas? —preguntó Mamá curiosa, ella asintió.

—Si señora o si no mamá se enfadará — Emma rió encogiéndose en hombros.

—Bueno, espero verte muy pronto, ésta es tu casa —Mamá le sonrió —Quizás algún día vengas a comer.

—Igualmente señora y gracias, me encantaría.

Sin ControlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora