Capítulo 27

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Apagué la lámpara haciendo que la oscuridad cubriera cada rincón de mi habitación, me acomodé de nuevo sobre mi cama quedando frente a Nate que no decía nada, sólo me miraba y con la oscuridad me dificultaba poder notar cada uno de sus rasgos perfectos que son usuales en él, su cuerpo se había convertido en un silueta frente a mi, lo poco que logro distinguir de su rostro es gracias a los débiles rayos de luz que la luna nos regala, sus ojos brillan y lucen tan oscuros debido a su pupila dilatada que se ha encargado de esconder aquel precioso color que los caracteriza.

—¿Qué me miras? —cuestioné doblando mi brazo y colocándolo cómo almohada para así poder estar un poco más a su altura, la cercanía entre nosotros es demasiada que me permite sentir la cálida temperatura que desprende su cuerpo que me envuelve en segundos.

—Nada, sólo quiero mirarte —Respondió simple y continuó mirándome, han pasado unos meses desde que lo conocí aún sin saber que lo ya lo había conocido por completo hace años, una edad bastante lejana que me hizo olvidarlo al paso de los años, ahora, han pasado tantos momentos y recuerdos entre nosotros que serán imposibles de olvidar, a este punto le he entregado todo lo que tengo y a pesar de no conocerlo del todo algo en él me hace sentir que hago lo correcto, me hace saber que estoy a salvo de todo peligro, ha sido tan poco tiempo pero en la mayoría de ese tiempo estamos juntos pero sé que cada segundo se ha sentido como si hubiésemos estado juntos por años y me es gracioso reconocer que aún mis mejillas se sonrojan cuando él me mira.

—No puedes hacer eso —Negué con una sonrisa juguetona, él ladeó su cabeza de una forma extraña y una delicada curva se forma en sus labios que unos segundos después se abren un poco dejando soltar un suspiro, así es como funciona esto, verlo pestañear, suspirar, fruncir el ceño y sonreír, esas pueden ser sus muecas más usuales pero ante mis ojos lo hacen lucir cómo la persona más hermosa que alguna vez he visto.

—¿Por qué no? ¿Es un delito mirarte y preguntarme qué es lo que hay en ti que te hace tan importante para mí?—Su respuesta, la voz que utilizó para pronunciar esa oración, la manera en la que sonrió fue lo único que necesité para sentir todo mi interior quemarse causándome un dolor tan satisfactorio mientras un extraño cosquilleo daba un rápido paseo por todo mi cuerpo hasta detenerse en mi estómago, tenía ganas de levantarme, gritar, saltar y besarlo hasta cansarme e incluso quise estrellar mi cara contra la pared un par de vez pero no lo hice, en cambio, todas esas emociones se juntaron creando las más sincera y estúpida sonrisa que he hecho en mi vida.

—Creo que estamos atrapados en la misma situación, por lo que parece nos conocemos desde niños, han pasado tres meses desde que nos conocimos de nuevo y aún no comprendo cómo es que estoy tan aferrada a esto, a ti.

—Sophia, retrocede tres meses, si te hubieras mudado aquí junto a Jim, que estuvieran juntos, que todo fuera como antes, si me conocieras teniendo a Jim a tu lado ¿Aún así te hubieras arriesgado a perderlo todo por esto?—Esa pizca se curiosidad acompaña su pregunta haciéndolo juntar un poco sus cejas en espera de mi respuesta.

—No lo sé, cuando te vi aquél día, estaba segura de que jamás te había visto en mi vida, no sabía tu nombre ni nada sobre ti y a pesar de no conocerte todo mi interior ya te amaba con la misma intensidad con la que amas a una persona que ha estado a tu lado por muchos años, con la diferencia de que a ti sólo te vi un par de segundos —Respondí sin quitarle la mirada de encima a la misma vez que sonreía al recordar aquél día.

—Eso no responde mi pregunta —él niega con lentitud.

—Claro que lo hace, me hubiera enamorado de ti, hubiera mandando mi antigua vida por esto, ya lo he hecho una vez y lo volvería hacer —sentí la mano de Nate acercarse a mi rostro para acariciar mi mejilla un par de segundos hasta que acercó sus labios logrando hacer un delicado y dulce toque con los míos.

Sin ControlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora