Capítulo 26

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La noche no terminó como pensé que lo haría, a pesar de que mi cuerpo me rogaba quedarme junto a él, mi mente rogaba por dormir un poco, sucedieron demasiadas cosas en cuestión de pocas horas y creo que mi cuerpo merecía un largo descanso. A este punto, podría jurar que estoy perdiendo la sensibilidad de mis pies, mis ojos se sientes pesados pero aún así lucho por mantenerlos abiertos.

Nate y yo continuamos bailando un par de canciones sin separar nuestros labios en ningún momento, fue tan lindo, sonreí al recordarnos, sólo la música y nosotros. Estar con él es un sentimiento que no tiene explicación, cuando lo miro el mundo parece estar en blanco y negro y desaparece en el instante en que sonríe, no quiero pensar si esto terminará pronto o lo que sucederá después pero me aterra imaginar una parte de la historia en la que no esté él.

Cuando nos conocimos por primera vez me parecía la persona con el interior más oscuro y escalofriante que jamás había visto, lo miraba y me transmitía ese sentimiento atrayente que no entendía que significaba pero que de cierta manera me encantaba, su actitud era fría y a la misma vez seca, era una terrible persona que preferiría mantener lejos pero ante mis ojos él era la persona más perfecta y eso se convirtió en mi más grande problema. Por diferentes situaciones ambos descubrimos esa compartida asesina atracción que sentimos uno por el otro que nos acercó cada vez más y no me arrepiento de nada, esa atracción me dio la oportunidad de poder mostrarme esa calidez que él esconde y que sólo muestra cuando está conmigo.

Estar sosteniendo mi cintura en la manera en que lo hace no me permite pensar en nadie más, su aroma en todo mi alrededor me hace disfrutar incluso aun más de esto y con su cuerpo tan junto al mío no soy capaz de sentir frío.

Todo esto duró hasta que ambos decidimos tomar un descanso, ahora, estamos sentados en el sillón.

—Soph  —parpadee un par de veces al escucharlo llamarme de esa manera, cuando me aleje de esos recuerdos, lo mire confusa a lo que él respondió sonriendo.

—¿Qué?.

—A veces me asusta como tu mente se aleja de la realidad y pareces muerta mirando a un punto fijo, comienzo a creer que imaginas escenas eróticas conmigo.

Su comentario me provoco risa por lo que mis labios se encorvaran.

—¿Por qué haría eso? —alcé una ceja.

—Han pasado días desde la última vez que estuvimos juntos, esa sería una razón —él se recostó sobre el sofá extendiéndome su mano para acostarme junto a él, la tomé y me acomodé de manera en la que su brazo es utilizado como almohada.

—Tan loca crees que estoy para sufrir un orgasmo mental en medio de la sala de tu casa, si lo haría probablemente sería en un lugar privado —respondo haciéndolo sonreír.

—Todo es posible conociendote, tienes una mentalidad tan sucia —negó riendo.

—¿Yo? Tú empezaste criticando mis pensamientos eróticos, a demás, nunca es mal momento para imaginarte sin camisa —respondí sin más, seguido de eso sentí sus labios besar mi frente.

—¿Siempre has sido así de pervertida? —su pregunta estaba siendo acompañada de burla.

—Desde que te conocí, sólo apareciste tú y mírame ahora, hasta te imagino desnudo—Respondí riendo.

—Así que ahora soy el culpable de que tu lado sucio salga a la luz.

—Nunca dije eso pero me vuelves loca y eso tiene un poco de sentido para mí—Dije, para después acurrucarme junto a él.

—En ese caso, no soy el único culpable, digamos que no eres la única en este lugar que se pone a imaginar cosas de vez en cuando —afirmó haciendo que lo mirará con mis ojos entre cerrados.

Sin ControlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora