Capítulo 50

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Demasiadas cosas están cruzando por mi cabeza en este momento, quizás esto sólo sea una broma que no es divertida y siendo honesta ruego con todo lo que tengo a que se trate de eso. No puedo regresar a Nueva York, es verdad que allí nací y allí crecí, todos mis amigos que conozco desde el jardín de niños viven ahí, no los he visto desde que llegué a Inglaterra y no mentiré diciendo que no los extraño pero aún así no quiero irme, no puedo hacerlo. Llegamos aquí por una mejor oportunidad para mi padre y ¿Ahora nos regresamos para otra incluso mejor? No tiene sentido o al menos no para mí. Siento la necesidad de hacer lo que esté en mis manos para hacer que mi madre cambie de opinión pero siendo franca no hay algo útil en mis manos que pueda ayudarme, no quiero dejar ésta parte de mi, no quiero dejar a mis amigos y mierda, no quiero dejarlo a él.

Nate... ¿Qué se supone que hagamos ahora? ¿Qué será de nosotros? ¿Cómo le diré esto? Temo saber cuál será su reacción a esto y por lo que sé no será nada buena, no podría serlo jamás de esa manera y menos sabiendo que tendremos que separarnos. A la mierda una relación a distancia, no la quiero, no funcionan. Él trabaja y yo estudio no podemos estar dándonos el lujo de viajar de un continente a otro a cada instante para poder vernos, no quiero verlo a través de una pantalla porque me conozco, sé que necesitaré verlo, sentirlo, escucharlo ¿Qué se supone que haré? Están separándome de él y no puedo hacer nada para evitarlo. Ni siquiera sé si tendré la valentía de mirarlo a esos bonitos ojos y decirle que me iré del país, otra vez, es terco, sé que molestará, sé que gritará y después se romperá justo como lo estoy haciendo ahora mismo.

No puedo hacerlo, no puedo decirle, no quiero verlo triste, no quiero ni siquiera imaginar lo que será tener que ir tan lejos y no poder estar cerca de él, maldita sea ¿Porqué no puede tratarse de un maldito sueño? Quiero llorar, gritar o simplemente golpear todo lo que se encuentre en mi camino, ¿Porqué me hacen esto a mi? Estamos bien, no necesitamos más jodido dinero. No quiero irme, quiero quedarme dónde esté él... Justo dónde pertenezco.

—¿Sophia? ¿Puedo pasar?—Su voz, es la última que quiero escuchar en este mundo, sé que él no tiene la culpa de nada de esto pero en verdad quiero golpearlo y desahogarme hasta dejar de sentir todo eso dentro de mi pecho. Jim asoma su cabeza por la puerta de mi habitación, levanto mi cabeza para poder mirarlo.

—Lárgate, no estoy de humor —Digo y después cubro mi cara con ambas manos, mis piernas están dobladas así que apoyo mis codos sobre mis rodillas, Jim no obedece y lo sé cuando siento como mi cama se hunde a un lado de mi—Jim, vete por favor, quiero estar sola.

—No lo haré, estás triste y necesitas hablar con alguien así que me quedaré —Responde, su voz es cálida pero no le tomo importancia porque levanto mi cabeza de nuevo y lo fulmino —Así ha funcionado esto durante mucho tiempo ¿Recuerdas? Hablar y escuchar.

—No voy a hablar contigo así que puedes levantarte de mi cama y largarte porque quiero estar completamente sola —Digo molesta, él niega al instante.

—Sé que estás molesta y por eso intentas apartarme pero sabes que puedes confiar en mí cuando tengas un problema. No importan nuestros problemas, habla conmigo, desahógate, sé que aún tienes esa confianza en mi—Dice intentado acercarse para tomar mi mano pero lo aparto.

—Esa confianza ha desaparecido, has mentido todo el tiempo, ya no confío en ti así que no intentes hacerte pasar por el Perfecto Jim que siempre está ahí para mí —Respondo de mala gana.

—Siempre he estado ahí para ti y lo sabes, a mi tampoco me hace feliz la idea de que tengas que marcharte así que estamos en el mismo nivel, puedes hablar conmigo Sophia.

—A ti que más te da que me vaya.

—Que diga esto no significa que esté de acuerdo con tu relación con Nate porque sabes que jamás lo estaré pero sé cuanto lo quieres y si te vas la pasarás mal y no quiero verte así, nunca me gustó verte de esa manera —Sus ojos azules están sobre mí y de cierta manera me hacen sentir vulnerable, mis ojos se cristalizan enseguida.

Sin ControlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora