CAPÍTULO DOS

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Volví en sí y por un momento me sentía ahogada en el salón de clases con todas las miradas puestas en mí, "que poco disimulados" pensé. Al momento que decidí que sí volvería a la universidad, Hoseok no me dejo salir de mi apartamento, me dijo que él se encargaría de inscribirme logrando poner nuestros horarios completamente iguales, agradecía en el alma su manera de cuidarme.

El profesor Chin colocó su portafolio sobre su escritorio y al levantar la mirada se dio cuenta de mi presencia, asintió en modo de saludo y le devolví la acción. Todos sabían lo ocurrido, todos sabían la situación tan horrible por la que estaba pasando y no sabía que era peor, si pasar por esto o que todos con sus actitudes nada prudentes me lo recordaran.

Este año el profesor se encargaba de darnos un taller de enfoque experimental, mientras él explicaba la clase, yo sostenía la mano de Hoseok, este tenía su cabeza en la mesa y pequeños ronquidos salían de sus labios entreabiertos, estaba totalmente dormido, sonreí y me dediqué a prestar atención.

— Las características de este taller son las siguientes: Equivalencia estadística de sujetos en diversos grupos normalmente formados al azar... — Iba anotando cada una de las características en el tablero hasta que la puerta sonó de golpe dejando ver a un chico de tez muy blanca y cabello negro como la noche.

Tal fue el estruendo que el profesor soltó el marcador de la impresión y Hoseok saltó en su asiento, tomando su pecho como si de un infarto se tratase, lo cual me provocó soltar una pequeña risa.

— No respetan el sueño ajeno — dice mientras intenta regular su respiración y yo tapo mis labios para aguantar las ganas de seguir riendo.

— Buenos días, ¿Cuál es tu nombre? — Hablo el profesor mientras dejaba el marcador en el escritorio para tomar su lápiz y buscar en la lista el nombre del alumno.

El chico quito su beanie y alboroto su cabello, se veía muy bien, demasiado. Sus facciones finas lo hacían ver totalmente adorable mientras que su chaqueta negra, pantalones rasgados y botas muy parecidas a las mías, lo hacían ver como un chico totalmente rudo, era como la combinación del café negro con el azúcar.

— Yoongi. Min Yoon Gi — Dijo este con su voz profunda viendo directamente hacia el profesor, mi piel se erizo al escucharlo, el profesor buscó en la lista el nombre y al encontrarlo lo tachó.

— Primer día y tarde, debes mejorar eso — El profesor estirando la mano le indicó que podía seguir y tomar asiento. 

El pelinegro asintió y siguió. Se colocó al fondo del salón y mi mirada lo siguió hasta que se sentó, al volver a ver al frente me encontré con los ojos de mi mejor amigo viéndome sospechosamente.

— Estoy vigilando cada uno de tus movimientos desde que ese pequeño ser humano entró — Me dijo señalándome y con un tono de reproche combinado con humor.

— Sabes que no me interesa otra persona — Baje mi mirada y él tomó mi mentón, para verlo a los ojos.

— Es momento de seguir tu vida, porque no sabemos cuando él puedo continuar la suya... — Una lágrima se me escapó y este la secó con su dedo.  — Antes de ir a almorzar, iremos a visitarlo — Mi corazón se aceleró y asentí, los nervios se apoderaron de mí a pesar de que iba a verlo casi todos los lunes y hoy se me había pasado por completo.

La clase estaba por finalizar y sentí una mirada a mis espaldas, poco a poco fui volteando hasta que me di cuenta de donde provenía. 

El chico nuevo tenía su mirada totalmente enfoncada en mí lo que me hacía estremecer sin saber porque, me guiño un ojo y soltó una media sonrisa, no pude evitar sentir escalofríos y mi corazón no sé porque razón bombeo fuertemente "controlate", pensé, hasta que mi atención se fue directo al profesor el cual ya nos daba permiso de salir.

 (...) 

Al momento del descanso, estaba esperando a Hoseok con nuestros desayunos. No comía mucho últimamente pero sabía que si no lo hacía, terminaría discutiendo con él. 

Aún en mis pensamientos estaba lo ocurrido en clase con el chico pelinegro, trataba de borrar lo que había pasado, pero su sola presencia me hacía sentir millones de cosas sin conocerlo. Se supone que esas cosas no deberían pasarme.

Sentí unas manos tapar mis ojos y me sobresalte, sentí una respiración en mi oído seguido de: Es el chico más bello que has visto en tu vida.

Sonreí y baje sus manos de mis ojos cuando reconocí esa voz aguda pero a la vez hermosa, Jimin se sentó a mi lado regalándome el más fuerte de los abrazos.

— ¿Cómo estás? — Pregunta mientras pellizca mi mejilla.

— Intentando... — Él asiente y puedo darme cuenta que a pesar de que es un chico demasiado guapo, sus pequeños ojos están hinchados, acompañados de unas ojeras bastante notables. Se nota que no ha dormido y del mismo modo no ha dejado de llorar. 

Saca un chocolate de su bolsillo, lo coloca en mi mano y me sonríe.

— El chocolate ayuda a mejorar el estado anímico, espero que te ayude, a parte es delicioso. Me ha ayudado mucho con... todo — Sonrío y le agradezco su acción. — ¿Cómo sigue él? — Siento mi corazón encogerse y las palabras no pueden salir de mi boca hasta que logro solo soltar una.

— Intentando... — Sus ojos se cristalizan y su mirada baja hacia la mesa donde se encuentra haciendo formas abstractas con su dedo.

— Lo extraño, nada es lo mismo... — Su mirada se queda perdida por unos momentos, muerde su labio inferior como intentando calmar las lágrimas y vuelve a hablar — A los dos los extraño, aún no puedo asimilarlo — Tomo su mano para darle fuerzas y él sonríe ante el acto. A pesar de que como él yo estoy mal, no podía comparar su dolor con el mío.

— Tenemos que ser fuertes por ellos, intentar avanzar — Siento algo golpear levemente la mesa y veo la bandeja con un pequeño sándwich y un jugo, asiento en forma de agradecimiento a Hoseok y este guiña un ojo hacia mí. 

Siento mi mano doler al momento en que Jimin aprieta esta y levantó la mirada para ver la de él fija en el pelirojo.

— H-Hola...— Dice el chico de cabello rosado viendo a mi mejor amigo, no tuvo alguna respuesta, ya que Hoseok solo se quedó en su sitio viendo fijamente a Jimin sin ningún tipo de expresión. — Me tengo que ir bella, buena suerte — Me dice sin despegar la mirada del pelirojo. Este baja la mirada y Jimin se levanta para darme un beso en la frente e irse lejos de nosotros.

— Me siento egoísta... — Digo mientras que Hoseok tiene la mirada fija en el sándwich frente a él, levanta la mirada y me mira sin entender. Carraspeo mi garganta para terminar lo que iba a decir. — He estado tan metida en mis propios asuntos que nunca te pregunte cómo es que tú y Jimin dejaron todo tan de repente, después de ser tan buenos amigos. O mejores amigos para ser más específica. 

El pelirojo suspira y me da una pequeña sonrisa, me encanta ver como a pesar de las circunstancias él siempre mantiene una en su rostro, me da seguridad, felicidad, me hace sentir en casa. 

Toma un sorbo de su jugo y toma una boconada de aire antes de empezar a hablar.

— Después de lo que pasó, Jimin se encerró en su apartamento sin dejar que nadie lo visitara. Destruyó su teléfono y pidió en recepción que no le pasaran a nadie... — Este tomó una respiración profunda y yo lo miraba fijamente con toda mi atención en él. — Sus padres estaban tan preocupados que me llamaban todos los días. Un día entré sin que nadie se diera cuenta. La puerta de su casa estaba abierta, estaba decidido a entrar hasta que escuche un sollozo y me di cuenta que él estaba afuera en el basurero con dos bolsas de basura gigantes a su lado... — Me mira fijamente y puedo ver sus ojos cristalizarse — No era basura lo que había en esas bolsas, Hanna — Hace una pausa mientras retira las lágrimas que se estaban escapando de sus ojos y mi corazón se rompió al escuchar las siguientes palabras — Era la ropa de Kim Seok Jin. 

SPRING NIGHT © | SUGA - BTS. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora