CAPÍTULO VEINTITRÉS

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Estos dos meses, las noches pasaban lentas para mí entre pensamientos y recuerdos, pero definitivamente ninguna le ganaba a esta.

Ya mis ojos se habían secado de tanto llorar, lo extrañaba. Joder que lo extrañaba.

Darme la oportunidad de estar con Yoongi era como una distracción para no enfocarme en el desastre que hoy en día soy. Una pelea constante entre cerebro y corazón.

Mi vida era un completo hoyo sin fondo desde aquel accidente en aquella última noche de primavera.

El frío aún corría por mis huesos. Las palabras de Jimin al decirme lo del accidente resonaban en mi cabeza como si de una grabadora se tratase.

Sin embargo, hacía lo que podía para mantenerme fuerte, para seguir, y ahí es cuando Yoongi viene a mi mente.

Su sola presencia era capaz de hacerme sentir segura, en paz, en casa. Es como si sus brazos fueran el mejor sitio para estar en medio de una tormenta, para calmar el miedo que te producen los rayos, el pánico que te causa la oscuridad.

Recordé sus palabras estando en la cafetería y quería golpearme a mí misma por no poder corresponderle como él se lo merece. Soy de lo peor.

Sentada en mi cama en ropa interior, tenía entre mis manos el enterizo de gato que había compartido hoy con el pelinegro. Una leve sonrisa se me escapó al recordar como de verdad logró que no parara de reír en ningún momento, hasta que me separé de él.

Tenía que pensar tantas cosas pero mi mente se negaba, estaba totalmente en blanco.

— En blanco... — Dije para mi misma. Me levanté de la cama y saque todo lo que necesitaba.

Al tener todos los materiales regados en el suelo de mi habitación ,me dispuse a escapar de la realidad haciendo lo que más me gusta.

Lápices, colores, borradores, marcadores y hojas en blanco eran mis acompañantes fieles de esta noche.

Mi mano se movía con gran agilidad sobre la blanca hoja. Delicadas líneas iban formando la imagen que proyectaba en mi cabeza.

Mientras dibujaba, decidí que no necesitaba color, que lo dejaría tal y como estaba quedando. No tenía cabeza para pensar en colores cuando últimamente todo a mi alrededor era opaco.

Minutos más tarde me encontraba dándole los últimos retoques al dibujo. Me sentía satisfecha, un poco más tranquila y creo que hasta menos triste.

Sentí el sonido de la puerta abrirse para luego, el sonido ser reemplazado por el de unas pisadas.

Al subir la mirada me encuentro con Hoseok, el cual se sentó a mi lado.

— ¿No tienes frío? — Dice cuando se da cuenta que estoy en ropa interior. No me daba pena con él, muchas veces me encontró en situaciones vergonzosas y más de una vez tuvo que auxiliarme después del accidente de Namjoon.

*Flashback*

— ¿Hanna? — Otra vez la voz de Hoseok fuera del baño — ¿Hanna, estás bien? — Me había llamado varias veces para que saliera.

Me encontraba sentada en la ducha solo viendo los azulejos de la pared que tenía al frente mientras mis lágrimas se confundían con la lluvia artificial que corría por mi rostro.

Hoy Namjoon fue internado en el centro psiquiátrico. Su actitud estaba fuera de control, cuando Hoseok y yo entramos con las enfermeras a la habitación donde lo tendrían por un tiempo indefinido, fue cuando me di cuenta que ya mi Namjoon no estaba.

Cuando lo sentaron en la cama blanca su mirada se levantó quedando fija en mí, una mirada vacía, no había brillo ni emoción. 

No sé como pasó, pero segundos después yo estaba en el piso y dos chicos retenían a Namjoon quien gritaba, pataleaba hasta que una de las enfermeras puso una inyección en su cuello, provocando que cayera dormido debido al sedante.

SPRING NIGHT © | SUGA - BTS. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora