CAPÍTULO VEINTISÉIS

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POV Namjoon

¿Qué significaba morir?. Tenía tantas respuestas pero ninguna era parecida a lo que de verdad los demás normalmente creían.

Tenía varios conceptos bastante particulares que como todo en mi vida, se relacionaban con ella.

Para mí morir era perder el aliento en un beso, sentir mi corazón pararse cuando su mirada conectaba con la mía, no poder respirar después de un orgasmo al hacerle el amor o simplemente sentir como me apagaba todos los días al no tenerla conmigo. A mi ángel.

Me enamoré, me enamoré como pocos se enamoran, como ya nadie lo hace.

De cosas tan básicas pero a la vez tan únicas, cosas a las que muchos no le dan importancia:

Me enamoré de su odio a las cosquillas, su miedo a los insectos, sus pláticas a media noche, sus pucheros al querer algo, su forma de agarrarme la mano, sus mensajes con un "te extraño" cuando apenas había cerrado la puerta de su apartamento, su manera de esconder su cara en mi cuello al dormir, de como se sonrojaba cada vez que le decía que la amaba.

Me enamoré de una forma que nunca había experimentado. Muchas veces me dijeron que enamorarse era perder, y si era así, quería perderlo todo con ella y solo con ella. Con esa chica que me enamoró desde la primera vez que la vi llegando a la universidad en sus perfectos tacones y mini falda.

Y de repente allí estaba, aparecía otra vez. Con su perfecta falda rosa, su sonrisa digna de admirar y mía, totalmente mía. ¿Cómo fue que me enamoré tan rápido? ¿Cómo es que llego un momento en que no me sentía completo si ella no estaba a mi lado?. Tantas preguntas y pocas respuestas.

Mi mundo empezó a tomar sentido cuando la vi el primer día de clases, cuando todo parecía ser gris y ella con su energía y entrega quito todo tipo de opacidad a mi vida.

Por alguna razón desde que la vi, tenía algo en ella que me decía que debía ser mía, la invité a salir y al aceptar, por primera vez sentí nervios por una mujer.

Teniendo horas de conocerla la besé, ¡y se sintió tal malditamente bien!.

Como besar a un ángel, estar entre el cielo y el infierno en sus labios.

Ese mismo día, ya era mía. Era mi novia y sin saberlo se convirtió en parte de mí. Un poco loco, tal vez enfermo, pero la comodidad que sentía a su lado no la había sentido nunca y siendo así, cualquier locura valía la pena.

Se acercaba a mí. Su piel brillaba bajo los rayos del sol el cual se escondía formando un perfecto atardecer. El árbol de cerezo combinaba tan bien con ella que parecía como si todo alrededor hubiese sido hecho para su sola presencia, guardaría siempre esa imagen en mi memoria. Era mi paisaje favorito, la imagen que quería tener siempre en mi mente.

A simple vista se veía frágil, delicada; pero era tan fuerte, valiente y capaz, que todos los días aprendía algo de ella sin siquiera darse cuenta.

Su rostro ya estaba a centímetros de mí. Sus perfectos labios casi rozando los míos, sentía el calor de su respiración, su perfecto aroma y el delicioso olor de su cabello; pero al intentar besarla, se desvaneció.

El atardecer empezó a desvanecerse convirtiéndose en noche.

El cerezo estaba seco y nieve caía sobre él, la cual formó una capa blanca en toda la calle y el frío empezó a colarse por la suave tela de mi camisa.

"La estás perdiendo" decía una voz en mi cabeza. Una punzada se hizo presente en mi pecho y es como si fueran verdad esas palabras. ¿Será?.

SPRING NIGHT © | SUGA - BTS. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora