CAPÍTULO VEINTINUEVE

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— S-Señor Kim...

Mi voz sonó más como si quisiera convencerme a mí misma de que el hombre parado frente a mí, de verdad era el padre de Namjoon.

— Hola señorita, Vans. Veo que ya me conoce, ¿puedo pasar? — Salí de mis pensamientos y me hice a un lado para que el señor Kim pasara. Se sentó en el sofá y yo aún seguía en mi estado de shock.

— ¿Q-quiere agua? ¿Un té? — Dije nerviosa y él solo sonrió y negó con la cabeza.

— No te preocupes, vengo de pasada — Era tan igual a Namjoon, los mismos hoyuelos, la misma sonrisa, la misma forma de los ojos. Era inevitable no reconocerlo, a parte de que ya había visto fotografías de él.

— ¿Y a qué debo el honor, señor Kim? — Tomé una de las sillas de la mesa.

— Señorita Vans, se que mi esposa estuvo aquí hace unos días y de antemano vengo a disculparme por lo que sucedió.

— No es na...

— Sí lo es... — Interrumpió — Mi esposa siempre fue una mujer muy dura de carácter y muy celosa con Namjoon. Al ser nuestro único hijo se apego demasiado a él, hasta que cumplió los 21 años de edad y quiso irse de casa para estudiar artes — El señor Kim estaba sumido en sus pensamientos mientras hablaba. Le dolía, podía notarlo y no era para menos, siendo Namjoon su único heredero — Siempre lo apoye... — Sus ojos empezaron a cristalizarse — Más que heredara toda la empresa y todas nuestras acciones; quería que mi hijo fuera feliz. Siempre fui duro con él, pero para que fuera todo un hombre, se diera a respetar — Voltea a verme — Hanna... — Dijo por primera vez llamándome por mi nombre — Yo sabía de ti, sabía que tenían tiempo juntos, a pesar de las discusiones con su madre y algunas conmigo, cuando parábamos de hablar siempre me decía que estaba feliz, porque tenía a una persona especial a su lado, tú.

Hoy sin duda era el día en que no pararía de llorar. Namjoon nunca me contó de esas conversaciones con su padre.

Sus lágrimas eran el mayor símbolo de arrepentimiento que podría haber. Eso es lo que pasa cuando no aprovechamos el tiempo junto a las personas que queremos, y a pesar de que yo lo aproveche hasta el último momento, mi vacío era por no haber tenido más.

— Recibí una llamada del centro psiquiátrico esta tarde, me dijeron que estuviste allá — Su mirada se poso en mí y mis manos empezaron a sudar — Eres arriesgada niña y me gusta ver que no te importa correr esos riesgos por mi hijo.

— Señor Kim, sería capaz de muchas cosas por él.

— Lo sé, por eso debo decirte algo... — Me miro fijo y asentí y mis nervios empezaron a aparecer — Mañana trasladaremos a Namjoon a un centro psiquiátrico en Ilsan-gu — ¡No! No pueden llevárselo, no a mí Namjoon — Me dijeron lo ocurrido hoy de que mi hijo dijo tu nombre y una enferma te dejo pasar cuando no tenía autorización — Trague en seco — Hanna, se que lo quieres...

— Lo amo.

Fije mi mirada en el hombre frente a mí y este me miro nervioso.

— L-Lo amas... — Respiro profundo y entrelazo sus manos frente a él apoyando sus codos en sus piernas — Hanna, yo no tenía pensado decirle a mi esposa, pero escuchó la conversación y se me salió de las manos. Pedí tu dirección en el centro para poder venir a avisarte y que pudieras ir a despedirte mañana de él.

Ya no podía hacer nada, ya estaba dicho. Cualquier plan que pudiera tener o que pudiera haber armado ya no serviría de nada.

Ya era definitivo, se lo llevaban y el pensar que no lo volvería a ver, hacia mi corazón polvo.

SPRING NIGHT © | SUGA - BTS. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora