Mía S.
-Te estaba esperando -miré a Tomás entrar a casa, sentada en el sofá me quede esperando a que se acercara.
-Lo sabía -puso los ojos en blanco.
-¿Tienes algo que decir?
-No tengo que darte explicaciones a ti Mía, eres mi hermana, no mi madre.
-Soy tu hermana, tu hermana mayor -enfaticé esas últimas tres palabras-. Soy tu única hermana y me preocupo por ti más que cualquier persona en el mundo.
-Tú no te preocupas por mi Mía, hace bastante tiempo dejaste de hacerlo. Y esta bien, tienes una vida -se encogió de hombros, lanzó su mochila al sofá y se fue a la cocina, pero lo seguí.
-¿Por qué dices eso? Siempre me he preocupado por ti. ¿Acaso haces todo esto para llamar la atención?
-Claro que no -rió-. Tú hiciste tu vida, ahora déjame hacer la mía.
-¿De que vida hablas? ¿Quieres ser un traficante? No seas iluso Tomás, eres un niño, ni siquiera sabes donde estás.
-Sé bien donde estoy -alzó la voz mirándome a los ojos-. Estoy donde quiero estar y quiero que tú y tu novio me dejen en paz. Váyanse, tienen su departamento, aléjense de una vez.
-¿Por qué me hablas así? -contuve las lágrimas.
-Porque ya aprendí a vivir sin ti Mía. Te necesité y mucho, pero ya aprendí, ahora no te necesito y puedes hacer tu vida en paz y preocuparte de Justin, no de mi.
-Eres un mal agradecido, vine hasta aquí por ti, cuando mamá murió, vine por ti. Para que tuvieras un padre.
-Si, el primer año estuviste conmigo, gracias. Pero luego te enamoraste, saliste de la depresión por la muerte de mamá, tuviste tu relación con Justin, luego sufriste por él y te fuiste. Y yo no existí más. Dejaste que un traficante marcara tu vida, te fuiste del país por un traficante. Por Justin, porque él era un traficante. ¿Cierto?
-Cállate Tomás.
-Te repito que todo está bien Mía, es tu vida. Pero no vengas aquí queriendo controlar la mia.
-¡Tienes trece años Tomás! -alcé la voz casi en lágrimas.
-¿Y qué? La vida te hace crecer. ¿Verdad?
-¿Para que es todo este sermón? ¿Para decirme que vas a seguir con Derek? -él no respondió-. Bien, hazlo, cuando te atrape la policía no vengas a llorar apoyo de nadie.
-Tú le lloraste apoyo a papá por Justin.
-No sabes donde te estás metiendo -aseguré.
-Ya basta Mía. No tengo que repetirte que no eres mi madre.
-No, porque nuestra madre está muerta.
-Y por tu culpa. Y yo no te lo estoy diciendo a cada segundo -bajo la voz.
-¿Qué dijiste? -lo miré con lágrimas en los ojos, él se mantuvo firme y se encogió de hombros. Me acerqué más y por impulso le di una cachetada-. No vuelvas a culparme por la muerte de mamá.
Tomás se quedo en total silencio, tocó su mejilla con mala cara y no volvió a mirarme a los ojos. Fui a la sala rápidamente, agarré mi bolso y me fui enseguida. Solo quería llegar a casa y olvidar todo eso. Pero no puedo. No puedo olvidar cada palabra de mi hermano. No sé cómo no me di cuenta antes de todo el daño que le había hecho al irme. No sé cómo no me di cuenta que estaba con tanto odio por dentro. Solo pude entrar a la habitación y llorar.
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Dulce Dolor © #2
JugendliteraturSEGUNDA PARTE DE DULCE TORMENTO. ¿Vivieron felices para siempre? Justin creyó que con los años que estuvo en la cárcel se había acabado todo lo malo y podría reconstruir su vida, pero el pasado no siempre se queda atrás y hay que saber enfrentarlo. ...