Capítulo 18

2.6K 208 22
                                    




Mi padre me miró algo incómodo, Justin lo miró a él molesto pero no dijo nada.

-Claro -dijo mi padre sin mirarlo.

-Mia está bien aquí, no es un problema para mí si eso piensan -Justin se sentó a mi lado, sentí su molestia en sus palabras-. Nos vamos a cambiar a un edificio que tenga ascensor, o una casa, buscaremos algo pero estaremos bien. Si necesitamos ayuda podemos contratar a alguien que cocine en casa, o una enfermera si Mía necesitara más atención.

-Eso no lo hemos hablado -fijé mi mirada en él.

-Bueno, pero es algo que debemos hablar ambos.

-Está bien -habló mi padre por fin-. Sé bien que es un tema de ustedes como pareja, pero es el bienestar de mi hija el que está en juego, solo le estoy diciendo que si lo necesita puede volver a casa siempre. Deberías pensar en ella Justin, no en ti.

-Estoy pensando en ella -se alteró un poco.

-No lo creo -respondió mi padre-. Estás pensando en que no la quieres lejos, pero sabes que estando sola corre peligro, puede pasar cualquier cosa.

-No sigan por favor -interrumpí-. Voy a pensar en lo que sea necesario, por ahora sigo aquí. Mis planes no son estar en casa para siempre, quiero trabajar, no quiero depender ni de Justin ni de ti papá.

Ambos se miraron en silencio, no volvieron a hablar de eso, intentaron cambiar el tema aunque las miradas de uno a otro ya no se veían normal. El timbre sonó más tarde, Tomás entró y se sentó a mi lado.

-Hermana -me miró a los ojos y sus lágrimas aparecieron de inmediato-. Perdóname, por favor perdóname. Soy un idiota, me dejé llevar, me dejé engatusar por unos billetes, quería sentirme importante, pero te metí en problemas a ti y a Justin y arruiné tu vida.

-No digas eso, no lo hiciste tú, fue él.

-Mía -hablaba sin dejar de llorar-. Pensé que te perdería, pensé que morirías y me habría muerto yo también porque todo esto es por mi culpa, por ser un niño, un imbécil. Te dije cosas horribles pero nada de eso lo sentí de verdad. Por favor hermana, perdóname.

-No sigas pidiendo perdón Tomás, eres mi hermano, eres mi pequeño, jamás podría culparte por algo así.

-Te prometo que jamás en la vida volveré a meterme en algo así, ni por dinero ni por vanidad, nada, jamás.

-Está bien, está todo bien -suspiré.

-Te he arruinado la vida, si no fuera por mí no habrías estado en ese auto con Derek.

-No vuelvas a decirlo, no lo repitas, no continúes hablando de eso, de verdad no es necesario buscar culpables.

Y claro que no era necesario. ¿Para qué? Solo para mortificarme por lo que podría ser diferente, pero no lo es. Justin y mi padre nos observaron en silencio.

-Mía -volvió a hablar mi hermano pensativo-. Sé que acabas de llegar a casa, pero quiero hablar contigo, con todos -miró a mi padre y a Justin-. Mi padre ya sabe todo lo de Derek, le dije todo. Y hoy recibí una llamada de él.

-¿Derek te llamó? -Justin se exaltó, mi hermano asintió.

-Me dijo que acababa de salir del hospital y que quiere verme.

-Supongo que le dijiste que estoy enterado de todo y si no te deja en paz voy a hundirlo para siempre en la cárcel -mi padre habló en serio.

Dulce Dolor © #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora