Capitulo 15.

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Mía S.

La gente cree saber lo que piensas, lo que te pasa y hasta lo que sientes. Pero no, no es así, nadie sabe lo qué pasa dentro de ti. Nadie sabe cuántas cosas tengo en mi mente ahora al saber que mi vida se rompió. Ya no puedo caminar, de un segundo a otro estoy tumbada en una cama y no puedo ponerme de pie. Solo logro pensar que no podré valerme por mi misma, que no podré caminar al autobús, a trabajar, a dar un paseo, no podré ir al baño por mi misma, ni darme una ducha, ni tampoco vestirme. Eso es todo lo qué hay en mi mente, pero estoy rodeada de médicos que me dicen que saben que es difícil, pero que todo estará bien. Claro, ellos me verán unos días, unas semanas mientras esté hospitalizada, ¿y luego?, se olvidarán de mi. Soy una paciente más, no pueden valer sus palabras para mí. Ya ni siquiera me doy cuenta de que las lagrimas caen por si solas por mis mejillas, estoy inmóvil, luego de tanto gritar y llorar ahora estoy inmóvil.

Me dejaron sola, estuve mirando el techo de la habitación un largo rato, los recuerdos previos al accidente vinieron a mi mente. El sonido de la puerta llamó mi atención, mi padre se asomó levemente.

-¿Puedo entrar? -preguntó y asentí con la cabeza-. ¿Te sientes mejor?

-Sigo igual papá, en unos minutos nada a cambiado, sigo sin poder caminar.

-Hija -suspiró, se sentó a mi lado y su mano encontró la mía-. Esto es algo temporal, luego podemos buscar otras opiniones, podemos viajar a donde quieras a ver a especialistas, no nos vamos a rendir.

-No necesito ilusiones, el médico me dijo que no habían demasiadas esperanzas.

-No importa lo que digan los médicos, buscaremos mil opiniones más.

Fingí una leve sonrisa y las lagrimas continuaban cayendo de vez en cuando por mis mejillas.

-Tomás quiere verte.

-No quiero a nadie más diciéndome que todo va a estar bien, por favor.

-Afuera hay muchas personas que quieren verte, solo quieren apoyarte, se preocupan por ti. Está tu hermano, está Javiera, están tus amigos; Ryan, Any. Está Justin.

-No quiero ver a nadie, por favor papá, no quiero ver a nadie ahora.

-Cariño, está Jack, tu amigo del trabajo, también está aquí.

-Jack -repetí para mi misma, él, mi amigo, no me había detenido a pensar en él ahora, en él y lo que nos unía ahora, una silla de ruedas-. Quiero dormir papá, no quiero ver a nadie. Dile a todos que estoy bien, gracias por venir, pero quiero descansar.

-Está bien cariño -suspiró-. Te dejo sola. Descansa.

¿Descansar? ¿Se puede descansar luego de un accidente que te cambió la vida? Yo no puedo. No puedo dormir ni comer, ni tampoco puedo dejar de pensar que esto es un mal sueño del cual voy a despertar en algún momento, pero me quedo esperando y esperando y no despierto.

***

Una enfermera apareció en la habitación muy temprano, continué con mi mirada fija en una pared hasta que ella sin preguntar abrió las cortinas y la luz del día me iluminó con fuerza. Otra persona apareció en la habitación con una bandeja de comida. Anunció el desayuno, ellas se saludaron y hablaron un par de cosas ignorándome. Luego la enfermera quedó a solas conmigo nuevamente y revisó unos papeles antes de dirigirse a mi.

-Bueno Mía, debo informarte que tu alta médica está programada para dos días más. El accidente fue algo grande, pero ya te encuentras en condiciones de reposar en tu casa. Luego tendrás que volver tres veces por semana para los ejercicios.

Dulce Dolor © #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora