Dulce Dolor © #2

Capítulo 10

Justin B.

Vi a Mía dormida sobre la cama, estaba tan cansada que ni siquiera despertó cuando le quité los zapatos y le puse un pijama cómodo. Me quedé mirándola por unos segundos, acariciando su cabello y su rostro cuando mi teléfono sonó. Salí de la habitación enseguida en cuanto vi el nombre en la pantalla.

-¿Qué quieres Karen? -contesté.

-Debes venir, urgente Justin. Eres un idiota, te dije que debías venir cuando Derek te citó.

-Te he dicho una y otra vez que...

-¡Justin! -me interrumpió-. Ven rápido al callejón, tu cuñado está aquí.

-¿De qué estás hablando?

-Ven -cortó la llamada.

No lo dudé. Fui a la habitación por un abrigo, cubrí con una manta a Mía y salí rápido. Antes de llegar a callejón quise llamar a Karen pero me di cuenta que había olvidado el teléfono en casa. Por suerte en cuanto llegue la vi ahí.

-¡Por fin llegas!

-¿Qué pasa? ¿Dónde está Tomás?

-Está adentro, con Derek.

Al final del callejón es donde vive Derek ahora, el departamento de Karen. Supuse que ahí es donde hacen las reuniones ahora, porque Derek perdió todo cuando se fue a la cárcel.

-Dime ahora mismo que hace ahí.

-Justin, te dije que debías venir cuando Derek te citó. Él metió a Tomás en esto, le dijiste que consiguiera personas nuevas y eso es lo que hizo.

-Algo no me calza Karen. ¿Por qué me cuentas tú todo esto? ¿No se supone que estas de su lado?

-Si, claro que lo estoy, pero las cosas se van a complicar si no entras ahora mismo ahí.

-Termina de decir todo, basta de intrigas.

-Derek tiene que hacer una entrega, muy grande. Muy -enfatizó-. Y ya que no te tiene a ti, quiere involucrar a Tomás. Estoy de acuerdo en que ni él ni tu novia me interesan, pero es solo un chiquillo, eso va a hundirnos.

No escuché más y solo corrí hasta el departamento de Karen, ella me siguió y mientras yo golpeaba fuertemente ella se adelantó y abrió la puerta. Derek estaba ahí, en la sala con dos chicos, los ojos de Tomás llegaron hasta a mi rápidamente y su asombro hizo sonreír a Derek maliciosamente.

-¿Qué demonios pretendes Derek? -grité alterado-. ¿Por qué involucraste en esto a Tomás? ¡Es solo un niño!

-¿Un niño? Creo que también te conocí cuando tenías su edad, 13 años. ¿O tenías 14?

-Justin. ¿Por qué estás aquí? -fueron las únicas palabras que logró decir Tomás pero lo ignoré por completo. El otro chico solo mirada la escena.

-Hablemos a solas Derek -exigí saliendo del departamento y el obviamente me siguió-. Dime ahora lo que pretendes para acabar con esto.

-Ya lo sabes.

-No, tú no quieres simplemente que vuelva a trabajar contigo.

-Tengo que hacer algo y no lo puedo hacer sin ti -me miró a los ojos, me quedé en silencio esperando que continuara-. Tengo que cruzar la frontera Justin, una entrega directo a México. Diez kilos de cocaína.

-¿Estás de mente? ¿Cruzar la frontera? Vete a la mierda, no dejaré que involucres a Tomás tampoco.

-Tengo todo listo Justin, lo haremos con un auto profesional, la droga estará tan camuflada que ni esos malditos perros podrán olerla.