Justin.
Viernes por la noche.Pude observar el sudor nervioso en la frente de Derek mientras mantenía la pistola apuntando su cabeza.
-Es el fin -dije en voz alta.
-Dime de qué demonios estás hablando Justin -titubeó-. ¿Piensas matarme?
-Entregarte.
-¿Por qué lo harías? -intentó reír pero el nerviosismo no se lo permitió del todo.
-Lo siento Derek, me estás dando demasiados problemas -confesé.
Y entonces el sonido de la policía pasó de estar demasiado cerca a desaparecer. Y en solo segundos la luz de los autos policiales daba directo a nosotros y me nubló la vista, pude escuchar los gritos enseguida.
-¡Pongan las manos en alto! ¡Baja el arma!
Bajé el arma de inmediato, la dejé en el suelo y puse las manos en alto como indicaban. Vi a Derek lanzarse al suelo.
-¡De pie! -se escuchó otro grito de inmediato.
Derek no obedeció. Estábamos a una distancia de varios metros de la policía y el auto de Derek estaba casi encima de nosotros. Él no tardó ni un minuto en llegar al auto y subir.
-¡Va a huir! -grité aún con las manos en alto.
Derek me dio una última mirada y en cuanto encendió el auto me lancé al suelo a un lado del camino evitando que se lanzara sobre mí. Aceleró tan rápido que ni siquiera los policías habían reaccionado aún. Desde donde estaba -en el suelo- pude verlos y un par se subió a un auto para seguir a Derek, mientras otros se lanzaron de inmediato sobre mí. Con mis manos en la espalda pusieron las esposas y comenzaron a revisarme.
-Tranquilos, yo hice la llamada, mi amigo la hizo, queríamos entregarles a Derek, no tengo nada -repetí una y otra vez, demasiado nervioso para poder ser consiente de alguna respuesta.
Me subieron al auto luego de registrarme por completo. Mía estaba en mi cabeza. Lamenté más no haberle contado nada, que el hecho de que Derek hubiera huido. La imaginé preocupada por mí cuando escuché que ya eran casi las dos de la madrugada y deseé que Ryan aún estuviera ahí. Si yo no llegaba Tomás ya debía estar suponiendo la razón y después de todo no sabía en quien utilizaría mi derecho a una llamada.
Llegamos a la delegación, antes de que dijeran cualquier cosa pedí mi llamada telefónica. Recordé cuando habíamos estado ahí junto a Ryan, aquella vez que fingimos el secuestro de Mía para no involucrarla, ese día no quise llamar a nadie pero el padre de Mía llegó. Ésta vez si utilicé mi llamada, porque no quería cometer los mismos errores que hace tantos años ya cometí.
-Hola -fue lo único que pude decir cuando él contestó la llamada.
-¿Qué pasó hermano? ¿De dónde me estás llamando?
-Estoy detenido Ryan.
-¿Qué fue lo qué pasó?
-Necesito que le pidas al padre de Mía que venga, no puedo recurrir a nadie más. Tomás sabe lo que debe entregarle después.
-Está bien, voy a encargarme. Cuídate hermano.
-Gracias -corté la llamada.
Me llevaron a la celda junto con otros detenidos de la noche. Todo olía a cemento y se sentía el frío hasta en el cabello. Me encerraron con dos borrachos que habían provocado un altercado en un bar. Me senté en el suelo mientras ignoraba los delirios de los borrachos, la imagen de Derek huyendo del lugar continuaba en mi mente y el solo hecho de pensar que él estaba libre me hacía saber que Mía corría peligro, sobre todo luego de haberlo intentado entregar.

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Dulce Dolor © #2
Teen FictionSEGUNDA PARTE DE DULCE TORMENTO. ¿Vivieron felices para siempre? Justin creyó que con los años que estuvo en la cárcel se había acabado todo lo malo y podría reconstruir su vida, pero el pasado no siempre se queda atrás y hay que saber enfrentarlo. ...