4. La cena especial

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Decidí vestirme elegante. Era lo más acertado. Me puse un vestido rojo, corto y suelto. El vestido era palabra de honor con un cinturón dorado a la altura de la cintura. También me puse un collar que era una cadena de oro con un simbolo extraño muy bonito. Una pulsera dorada y unos pendientes que colgaban. Unos tacones negros de aguja fina terminaban el conjunto. Me alisé el pelo. Quedaba muy bien, el pelo marrón con las puntas rubias quedaban a la perfección con el vestido y mis ojos verdes resaltaban.

Por último, en un espejo me puse un pintalabios que había comprado para ocasiones especiales. Era de color rojo claro para que no resaltase demasiado. No quería ponerme demasiado maquillaje. Me miré al espejo antes de salir, lo mismo me había pasado un poco de elegante, siendo en su casa, lo mismo debería haberme vestido más casual. Pensé en cambiarme pero al mirar la hora me di cuenta de que iba un poco justa de tiempo por lo que descarté la idea y salí de casa.

Cogí un taxi que me dejó a una manzana de la urbanización que indicaba la dirección que me había llegado de Marco. No quería que nadie me viera. Lo primero que hice al bajarme del taxi fue quitarme los tacones para no machacarme los tobillos sabía que si tenía que andar más de cien metros con ellos, me iban a dejar heridas en el talón, cosa que no me apetecía nada. Ya me empezaban a doler así que opté por no arriesgarme. Suerte que había metido unas bailarinas plateadas en el bolso. Solo a mi se me ocurriría traer unas bailarinas en un bolso no demasiado grande, a decir verdad, no sabía cómo había cerrado la cremallera ya que el bolso iba al límite.

Llegué a su casa y me quedé parada un rato en la puerta. Me temblaban las piernas muchísimo. ¿Y si eso no era buena idea? ¿Debería irme a casa?Cogí los tacones y me los volví a poner.
No sabía si tocar el timbre o darme la vuelta y largarme. Inspiré hondo y alcé el dedo hasta el botón de al lado de la puerta y con un esfuerzo tremendo, lo pulsé. Una voz sonó por un altavoz.
"Hola, pasa" dijo. La puerta emitió un sonido y la empujé con la mano.

Me adentré dentro de la parcela delimitada con una verja. Dentro encontré un jardín lleno de césped verde y algunos árboles plantados a los lados del camino hacia la casa. La puerta interior de abrió y dejó ver a un chico sonriente.

-Hola Celia, ¿Qué tal?-Me dijo desde la puerta.

-Bi... Bien-Le dije finalmente.

Me acerqué hasta la puerta, hasta quedar en frente suya. Sus ojos me recorrieron de arriba a abajo y sonrió.
-Sabías que no hacía falta que te arreglases tanto, ¿no? A ver, no me malinterpretes, estás muy guapa. -Me dijo. Él iba vestido con unos pantalones cortos y una camiseta de la NBA blanca. A decir verdad, si que desentonaba un poco. Noté como empezaba a ponerme roja y le sonreí. -Espero que no te importe que haya invitado al equipo.

-No, claro que no.-Le dije. Esperaba que fuese una cita pero... Bueno, ya lo sabréis. Me llevaba haciendo ilusiones toda la tarde, a decir verdad, él nunca había dicho que fuese una cita así que él no tenía la culpa. - Mejor estar acompañados.

-Bueno, me vas a tener que contar algo sobre ti. Solo se que te llamas Celia y que eres muy amable, guapa y graciosa. - Dijo él mientras caminábamos por un pasillo, dirección a la sala de estar de la casa.

O venga ya, que hacía. Me sonrojé muchísimo. Creo que se dio cuenta y por eso lo dejó. Me dirigió hasta el salón, que era el sitio donde todo el equipo estaba reunido. Era enorme. Tenía una mesa central con muchos platos. El sillón ocupaba una gran parte de la estancia. Los demás ya se habian sentado.No estaban todos, pero si algunos como: Isco, Benzemá, Ceballos, Keylor Navas, Modric, Ronaldo, Carvajal, Lucas Vazquez y Bale.

Marco me dijo que los demás no habían podido venir pero realmente, daba igual, en esa sala se encontraban gran parte de mis ídolos a los que iba a ver casi todas las semanas. Estaba en el paraíso.

La cena estuvo muy bien. Me lo pasé genial, todos fueron muy amables conmigo. Estuvimos hablando toda la noche como si me conociesen de toda la vida, lo que hizo que me sintiese a gusto con aquel grupo que se había formado.

Después del postre, cogí el bolso para coger el móvil y al dejarlo sobre la mesa se me olvidó cerrarlo.

-¿Para que has traído también unos zapatos de recambio?-Me preguntó Cristiano.

Miré el bolso de nuevo, al dejarlo sobre la mesa había volcado por el peso, cayéndose así los zapatos que contenía. Todos se giraron a mirar.

-Es porque los tacones son incómodos para andar. - Dije con todos observándome.

-No me lo creo- Dijo Modric.

-¿Quieres probar?-Le repondí quitandomelos. Y acercándome a él, tendiéndole los tacones frente a él.

Él se quitó sus zapatos y se puso los tacones. Intentó levantarse de la silla con ellos puestos y vi como le temblaban las piernas. Se dispuso a andar pero no pudo. Me acerqué a él y le di la mano para que pudiese volver a la silla sin caerse en el intento.

-Vale, ya me lo creo. No se como has podido pasar así la noche. No vuelvo a ponerme esas cosas ni aunque me paguen. - Se los quitó y me los devolvió. Me reí mucho. Los demás no quisieron ponérselos.-Lo que pase hoy aquí no debe salir y menos en la prensa.

Todos nos reímos. Se me pasó por la cabeza ponerme las bailarinas pero... Con los tacones no me sentía tan bajita así que me los volví a poner y nadie mas dijo una palabra sobre el tema.

Fue una noche increíble. Todos me trataban como una más, aún siendo todos chicos y de un grupo ya formado antes de que llegase yo.

Llegó el momento de volver a casa, el momento que no quería que llegase. La noche se me había pasado muy rápido y no quería que acabase.

-Me lo he pasado muy bien, Marco.-Le dije. Los demás ya se habían ido pero yo me había quedado a ayudarle a recoger un poco.

-Eh, de aquí no te vas hasta que me cuentes algo sobre ti. Esta noche casi no hemos tenido ocasión de hablar. No me has dicho nada.

-Vale, pues... Soy de Madrid, muy fan tuya, tengo veinte años y... Nada más. ¿Y tú?

-Bueno, creo que yo no tengo secretos. La prensa lo sabe todo. Lo único que creo que todavía no ha salido es que aunque sea del Madrid desde pequeño y mi mayor sueño siempre haya sido jugar aquí, me estoy planteándome ir a otro de los grandes equipo europeos. Aquí no juego todo lo que me gustaría, no está siendo la mejor temporada para mi.

-Por favor Marco, no hagas eso. Estas bien aquí. Tus compañeros son estupendos.

-Vale, mejor dejamos estas conversaciones para otro día. Hasta la próxima. Que espero que sea pronto y sin tanta gente.-Me dijo riéndose.

-Me parece bien. Me lo he pasado muy bien Marco. Hasta la próxima.

Nos despedimos y salí de la casa aún con los tacones puestos. Según me di la vuelta y empecé a caminar por el camino a la salida, me salió una sonrisa tonta imposible de disimular. Cerré la puerta de fuera del jardín y volví a cambiarme los zapatos. Volví a pedir un taxi y me fui a mi casa.

Idolo||Marco AsensioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora