42. Ultimando cosas

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Al despertarme, Marco no estaba, y para el colmo, Sara me miraba desde la puerta.
-Venga. Que no llegamos.
-A que.-Digo.
-Pues a la boda. Venga. Los invitados ya estarán llegando. Me tienes que ayudar.
-Vale. Deja que me despierte del todo.
Me levanto y me pongo él vestido para la boda. Cojo los anillos para la boda y los dejo en la mesita. Me tengo que acordar de cogerlos al salir hacia allí. Me aliso un poco el pelo y una vez que estoy, me pongo con Sara.
-Vale, no se él orden en él que se suele hacer todo. Lo haré a mi manera.-Le advierto.- Ponte el vestido.
Con todo él alboroto, ni salimos de la habitación.
Una vez se hubo puesto él vestido. Me tocó hacerle él peinado.
¿Creeis que se había molestado en peinarse? No, claro que no. Sara, la chica del pelo largo y rubio. Que lo tiene ondulado tirando a rizado, la que se despierta con él pelo como una leona. ¿Se había peinado para facilitarme las cosas? No, ni se le había pasado por la cabeza tal cosa.
Coje él móvil y me enseña la foto del peinado que quiere.
Os lo enseño para que vosotros también flipeis:

Os lo enseño para que vosotros también flipeis:

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Y quiere que le haga eso. Ya he dicho, Sara y Natalia fueron peluqueras. Yo lo mas complicado que he echo ha sido una trenza a Chloe.
Como supondreis, me saldría fatal.
Empezé a desenredar bien. Los primeros mechones bien. Los consigo desenredar. Lo difícil llega con los de atrás. Le paso él cepillo y se queda atascado.
-Oh, Sara, como tienes él pelo.
Por suerte, a mi también me pasa a veces. Tengo un truco muy simple. Empezar por las puntas despacio para después poder seguir hacia arriba. Enserio funciona. Probadlo alguna vez.
Consigo desenredar completamente el pelo.
Me llega una llamada de Isco.
-Hola, dime.- Digo.
-¿Estas con Sara?-Dice.
-Si.
-No le digas que soy yo. ¿Puedo hablar contigo un momento o estas ocupada?
-Si, un momento.
Me aparto del móvil.
-Oye Sara, es Marco. Ahora vengo.-Le miento.
Salgo de la habitación.
-Ya. ¿Que pasa?
-Entretenía un poco. Tenemos un problema de...
-No se lo digas. Si no vendrán las dos a ayudarnos.-Dice Marco al lado de Isco.
-Bueno, evita que nos mire en la boda durante una... Media hora.-Dice Isco.
Pero que. Cuelgan.
Estoy confusa. No. Esa no es la palabra. Esa palabra sería asustada. O algo así.
Vuelvo dentro de la habitación y Sara se esta cepillando él pelo.
-De verdad. ¿Te peinas ahora?- Digo.
-¿Que quería?-Dice.
Que le digo. ¿Que algo va mal? Si, no la puedo mentir.
-Nada. Queria saber como íbamos.
Si Sara fuese Natalia, me habría pillado y hubiese exigido saber la verdad.
Vuelvo a centrarme en su pelo. Antes, miro un tutorial de como hacer ese peinado sin que ella se entere. Cuando ya lo tengo claro, sigo los pasos hasta que queda exactamente como en la foto. Cojo las flores y se las voy colocando una a una. Perfecto. Me ha quedado muy bien. Y hasta se parece a la foto. Es un logro.
Se mira al espejo.
-Falta algo.-Dice.
-Lo se.
Se da la vuelta y me mira. Tengo en la mano un lápiz de ojos y un pintalabios.
-Ah, claro.
Eso si que se hacerlo. La tengo lista en cinco minutos.
Con él rímel, la sombra de ojos y él colorete parece mas joven que antes. Por ultimo, le pongo él pintalabios.
Preciosa.
-Venga, vamos al lugar.
Bajamos las escaleras y entramos en él coche.
Esto os sonará familiar. Me pongo las bailarinas que tenia en él bolso porque para conducir, los tacones no van bien.
No hay prisa. Vamos tranquilamente por las carreteras de Honolulu.
-Celia, ¿y los anillos?-Dice ella mirando al infinito.
-Uy, voy a dar la vuelta para ir a cogerlos a la casa.
-No Celia.
-Que. ¿No quieres casarte?
-Claro que quiero.-Dice.- Pero no hace falta ir a por ellos.
Abre la mano y me enseña la bolsita en la que guardé los anillos.
Debe de haberla cogido al ir yo a por las llaves y no acordarme de cogerlos.
Si tienes una Sara en tu vida, tendrás una salvación para todo.
-Sara, te quiero. Pero con toda mi alma. No se que voy a hacer cuando te vayas con Isco. La voy a liar como siempre y no vas a estar ahí para ayudarme.
-Tranquila, yo también necesitaré a un espíritu optimista en mi vida.
Seguimos hacia la boda. Solo quedaban cinco minutos para llegar al sitio.
-Oye Sara. Tengo que hacer una llamada antes de llegar.
-Vale. Para allí.-Dice ella.
Me bajo y llamo a Isco.
-¿Ya la puedo llevar?-Digo.
-Si, pero que no me vea.
-Vale.
Colgué.
Como había predicho, llegamos a los cinco minutos.

Idolo||Marco AsensioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora