37. Volcan Kilauea

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-Que te apetecería dar un paseo por este maravilloso paraje natural.-Me pregunta Marco.
Claro que me apetece.
-Vale. Me parece bien.
Nos fuimos de la casa en coche hasta una zona llena de arboles. Aparcamos él coche en un aparcamiento completamente vacío.
-Esto es precioso.-Dice.
Empezamos a andar por un camino bastante ancho. No hay turistas. Tenemos él bosque para nosotros solos. Estamos justo a un lado del volcán Kilauea. Nos paramos a mirarlo. Es impresionante. Las vistas en si son impresionantes.
-Eh Marco, que te parece subir un poco él volcán.
-Tu estas loca. El Kilauea está activo, de hecho puede estallar en cualquier momento.
-Vale... Vamos a seguir con él paseo.
Ahora, me da miedo estar aquí.
Sigo él camino de la mano de Marco. Pasa un rato hasta que no aguanto mas y le pregunto:
-¿Crees que el terremoto puede tener algo que ver con una erupción?
-No te puedo mentir. Seré futbolista pero saqué una de las mejores notas en matemáticas. Las probabilidades de que entre en erupción son mas de la mitad. Hoy no. Pero quizá en menos de un mes.
-Me estas asustando Marco.-Digo.
-To te preocupes amor, ya te salvé esta mañana de morir aplastada.
Me río. Aunque me sigue preocupando, me saco la idea de la cabeza.
Seguimos a lo nuestro, por en camino no hay nadie, pero se disfrutan las vistas. Acabamos en un lago precioso.
Nos senatamos de la mano en la orilla y nos quitamos los zapatos. Se estaba muy agusto.
Él agua comienza a mojar nuestros pies. No es agua salada. No huele a sal. Es agua dulce, tan cristalina como él agua del caribe.
Hay unas vistas maravillosas. Entre la espesura de los arboles, se ve perfectamente él volcán Kilauea. Los pájaros suenan entre las ramas de los arboles.
Hay que disfrutar. Después de todo lo que hemos pasado, mereza la pena él resultado. Ahora estamos casados, hemos olvidado a Marina y no la hemos vuelto a ver. O por lo menos yo. Soy la persona mas feliz del mundo.
Tenemos 23 años. Todavía somos jóvenes. Podemos disfrutar de la vida.
Me siento encima suyo y le beso. Es un día perfecto después de todo lo de esta mañana. Tiene razón. Me salvó la vida. Disfruto. Nada, o casi nada sería capaz de movernos de aquí.
Algo se empieza a mover.
-Marco... ¿Porque te mueves? Esto no es divertido.
-Creeme, no me apetece nada en el mas en el mundo que hacerte feliz. No soy yo el que me muevo.
Nos levantamos y vuelve a temblar el suelo. Los arboles se tambalean. Otra vez un terremoto.
Una explosión nos saca de nuestros pensamientos sobre él nuevo terremoto.
Miramos hacia él Kilauea. La montaña antes verde rebosante de vida ahora está ardiendo. Hace mas calor que hace un momento. Un fluido naranja baja por la montaña y vuela por los aires. Hay humo negro sobre él volcán.
-¡Corre hasta estar a salvo!-Grita él.
No pierdo tiempo. Le cojo de la mano y corro por él camino por donde hemos venido.
Auch, auch. Vamos los dos descalzos. Hemos dejado nuestros zapatos en él lago. La gravilla bajo nuestros pies está dura. Duele mucho. A mi no me importa tener un dolor atroz en los pies. Para mi trabajo no me tengo que quedar de pie mucho tiempo. Me preocupa Marco. Al ser futbolista y mediocentro, tiene que correr mucho y sus pies no deben de sufrir. Vaya luna de miel que estamos teniendo. Si hubiésemos ido a Grecia o algún sitio así, no estaríamos en esta situación.
Es casi imposible que pase esto ahora. Pero mira, sucede.
Corremos y corremos por el sendero vacío mientras nuestros pies se hacen añicos. La ciudad está cerca pero si queremos llegar antes de que toda la reserva se llene de lava, va a haber que correr. Él terremoto sigue. Es muy fuerte. Juraría que en España nunca ha habido uno tan fuerte.
Estoy súper asustada. Él pánico se está adueñando de mi hasta tal punto de no saber a donde ir. Me paro a recuperar aliento. Marco tira de mi y seguimos corriendo. Ahora yo voy detras de él. Lo único que me mantiene a esta tierra tambaleante y caliente es la mano de Marco que me guía por él camino hacia la ciudad.
Corremos hasta llegar al aparcamiento.
No hay coches así que es fácil encontrar él nuestro. Un temblor mas fuerte en él terremoto nos hace caer al suelo. La lava ya no se ve por la ladera. Solo cayendo del volcan. Volvimos a levantarnos aun con la tierra temblando bajo nuestros pies. Nos dirigimos al coche con él corazón un poco menos acelerado. Entramos y Marco arranca él coche para ir a la ciudad donde todos sabrán que hacer.

Idolo||Marco AsensioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora