Idolo||Marco Asensio

54. Una dulce visita

-Mama, mama. ¡Despierta!-Dice Hayden.
Ha entrado en mi habitación. Estoy en la cama tumbada. No recuerdo como he llegado hasta aquí. Lo importante es que me ha sacado de una pesadilla. Todo lo de Marco e Irene ha sido solo un sueño. Ha salido de mi imaginación. Ella no existe. Estoy sudando pero Hayden no lo nota. Por un momento, me sentí fatal.
-Hayden, son las cuatro de la mañana.
-Dijijiste que había que madruguar.
-No Hayden, dije que había que madrugar. Pero con eso me refería a las ocho de la mañana, no a las cuatro.-Digo sin moverme de ahí. Estoy súper cansada.-¿Porque no te quedas aquí a dormir?
-Vale.
No para quieta. Para tener dos años, tiene mucha energía.
Da patadas, se gira y habla. Hasta que se duerme. Ahí es cuando puedo descansar.
Y me duermo. Claro. No puedo con mi vida. Demasiado cansancio acumulado. Caigo en un sueño profundo.  Pero este no es malo. En este, aparecen mas personas. No logro situar él sitio. Esta Marco dándome la mano. Esta Hayden en la hierba cogiendo flores en un ramo. Pero Hayden es mas mayor. Tiene unos cinco años.
Viene otro niño por detrás. Es pequeño. De unos tres años. Va con un balón de fútbol y se parece mucho a Marco.
-Eh Marco, ven. Hayden, tu también. -Dice Marco. Pero él Marco futbolista. Él que ha vuelto al Real Madrid.

Un sonido me vuelve a despertar. Hayden está a mi lado dormida. El ruido vuelve a sonar. Es él timbre de casa. Miro la hora. Ya son las ocho. Todavía no voy a despertar a Hayden.
Voy en pijama pero aun así, bajo las escaleras con las zapatillas de casa y abro la puerta.
La cara me cambia al instante. Él está ahí, con las maletas. No está con nadie. Ha sido todo un sueño.
Corro hacia él y suelta las maletas. Me coje y me besa. Cinco meses esperando este momento.
-Te he echado de menos.
-Y yo a ti. ¿Como estais?
-Bien.
-En seis meses vuelvo al Madrid. Aunque juego mas en él Manchester, lo disfruto mas en él Madrid.
-Que bien.
Me baja y le vuelvo a besar.
-Ven. Hay que darle una sorpresa a Hayden.
Subimos las escaleras en silencio hasta mi habitación. En la que siguen las fotos intactas.
-Hayden. Despierta.
Ella abre los ojos despacio. Me ve a mi primero. Después, mira hacia Marco y se despierta completamente.
-Papa. Has vuelto.
Se levanta y le abraza. Marco sonríe. Me imagino que lleva esperando este día desde que se fue. Ni si quiera se despidió de Hayden al irse.
-Hayden, tienes él desayuno en la mesa de la cocina.
-Ta voy.
Se baja de mi cama y sale de la habitación.
-¿Puedo hacerte una pregunta?
-¿Otra aparte de esta?
-Aish. Si.
-Vale.
-¿No existirá una tal Irene en tu vida?
-Eh, no. No conozco a ninguna Irene. -Dice.- No, espera. Si. Era una amiga mía de pequeño. Es de mallorca.
Bajamos las escaleras y Hayden esta sentada en una silla tomándose sus cereales.
-Mama, ¿Vamos a vlover a Madrid ya?
-No cariño. Todavía no.
-Pero si papa ya ha volvido.
-Se dice vuelto.-Dice Marco.
-Mama, me lo pruometiste.
-Ya lo se cariño. Pero es que todavía queda un tiempo.
Hayden se pone a llorar.
-Eh, no llores. Pronto. Ten paciencia.
Ella no para de llorar. No se que mas hacer.
-¿Quieres ir al bosque a jugar Hayden?-Dice Marco.
-Si. Con los dos.
Nos preparamos y vamos al bosque. Como ella quería. Volvemos a ser una familia unida. Por lo menos, por unos días.
Al llegar, Hayden va a los arboles y se mete en los huecos vacíos. Ha encontrado alguno que no tiene objetos dentro.
-Oye Celia, ya no me superas en ingles. Ahora seguro que se mas que tu.
-Eso habría que verlo. Pero ahora no.
Me besa. Hayden ha desaparecido en los arboles. Ya volverá. Ha venido tantas veces en estos últimos meses que ya sabe donde está cada cosa.
Marco no se preocupa y me sigue besando.
-Nunca dejé de pensar en ti.
Me vuelve a besar.
-Ni yo en ti.
Y otro beso. La verdad, a mi tampoco me importa que no pare.
Seguimos así un rato. Hasta que una gota de agua cae en nuestros labios.
Nos separamos para mirar al cielo.
Se han levantado unas nubes de lluvia muy grandes. No tiene pinta de que vallamos a llegar a tiempo a casa. Y encima, no hemos traído ropa de abrigo.
-¡Hayden!
Ella se asoma por un tronco.
-Ven.
Yo busco con la mirada un árbol grueso. A veinte metros hay uno con un hueco grande en su interior. Han debido de pasar unas once horas. Serán las siete de la tarde. Hayden se habrá comido un sándwich que le traje por si tenia hambre. Sigo teniendo unos cuantos. Corremos al árbol justo cuando empieza a dilubiar. Nos metemos dentro, con Hayden encima nuestra y cojemos la manta que ese árbol escondía. Nos tapamos los tres con ella y aguardamos a que amaine la tormenta.