38.Los problemas se afrontan con una sonrisa

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Llegamos a la ciudad. La gente está corriendo por las calles sin saber a donde ir. No os voy a mentir, parece que se vaya a acabar él mundo. Puf, ni que un volcán pudiese arrasar una isla entera. O si. Para que mentir. Si que puede. Ha sido un intento desesperado por mantener la calma.
Marco aparca en una playa.
-¿De verdad? ¿Es él sitio mas adecuado para estar en una erupción de un volcán?
-Piensalo, si la lava llega hasta aquí, él agua la frenaría.
-Si, supongo que si. Pero como llegamos a la casa.
-Celia, la casa está a veinte minutos nadando desde aquí.
-Ah.
La tierra ha dejado de temblar.
-¿Como llegamos a la casa?
-Por él agua. ¿Como crees si no?
Marco coge una tabla de surf y un remo.
-¿Seguro que te apetece subir a una tabla?- Pregunto.
-Si.
-¿Y la mía?
-No tienes.
Se sube a la tabla pero no se va.
-Sube.-Dice.
Esta loco. Piensa que voy a subir ahí. Con él delante. Ja, pero no me queda mas remedio.
-O te subes o vas nadando. Y te advierto que en Hawaii hay tiburones.
-Vale.-Dije subiendo delante suyo.-Pero yo voy delante y llevo él remo.
-Lo que tu digas.
Pensareis que vivimos muchas aventuras para ser personas normales. No somos normales. Eso hay que aclararlo. Yo soy abogada y él es futbolista. Eso si, muy mala suerte si que tenemos. No puede ser que entre en erupción un volcán así. Pero eso le podría haber pasado a cualquiera.
Al intentar mover la tabla, él remo se atasca en la arena.
-Oh, y ahora que.-Digo intentando sacarlo.
Marco lo coge y yo me siento en la tabla para que pueda ver.
La tabla se balancea un momento y después, se mueve. Salimos a mar abierto y seguimos la costa.
Él agua es cristalina. Hay pececitos tropicales entre los corales. La arena ha desaparecido y solo se ven corales.
Marco mueve la tabla con los remos y vamos avanzando por la costa. Pasan casas, parques y de todo.
Llegamos a la casa que tenemos alquilada. No ha tenido mucho efecto el terremoto. Solo una sombrilla tirada y una mesa. Bueno, y dentro de casa mucho.
Bajamos de la tabla. No hemos llegado a la arena así que al bajarme, pierdo él equilibrio y me caigo al agua. Soy un desastre.
Marco se ríe.
-¿Porque es tan gracioso que me haya caído?-Pregunto.
-Porque tu eres la única que durante la erupción de un volcán puedes hacer reír.
-Me alegro.- Digo.
No pierdo tiempo. Mientras Marco se ríe sobre la tabla, la balanceo y se cae del otro lado.
-Ja, ahora eres tu él que hace reír.
Salgo del agua corriendo porque Marco me persigue para hacerme una aguadilla. Entro en casa. No hay casi objetos tirados. Subo las escaleras con cuidado de no caerme. Esto es sospechosamente parecido a la carrera que hice en Madrid subiendo las escaleras de mi casa para llamar a Marco la primera vez.
Llego a la habitación y me alcanza. Me tira sobre la cama y me agarra.
-Marco eso no es justo. Eres mas fuerte que yo.
-Da igual.  ¿Eres consciente de que un volcán amenaza Hawaii y mientras nosotros aquí en casa?
-Si, pero mientras que esté contigo no me pasará nada.
-Tu lo que eres es muy listilla.
-Si si, lo que tu digas. Pero hay que llamar a Isco para que cambien la boda.
-No, la van a celebrar en Honolulu. No está en esta isla. Haz las maletas. Esta isla ya no es segura.
Cogemos las maletas donde trajimos toda la ropa y metemos todo de nuevo. No hay tiempo de ver al dueño, bajamos y cerramos la puerta con llave. La dejamos en él felpudo y nos largamos. Cogemos un taxi que nos lleva al puerto. Ahí, hay que esperar un rato porque nuestro barco no sale hasta dentro de media hora.
Esperamos y esperamos. La gente tomaba sus trayectos en barco. Los aviones no podían despegar por culpa del humo. La parte de la isla que tenía el vlcan se estaba desalojando. La otra parte, estaba segura pero era mas fácil ir en barco a otra isla. Nuestro barco nos llevaría directamente al puerto de Honolulu. Quedaban tres días para la boda y no habíamos elegido aun la ropa. Somos un desastre.
Al rato, nos llamaron para entrar en él barco. Casi no se podía estar. Él barco estaba muy lleno de gente. Encontramos unas tumbonas en la parte delantera del barco. Hace sol y mucho calor. Salimos del puerto a mar abierto. Se veía la columna de humo, cenizas y lava a kilómetros de distancia aunque ya estuviésemos bastante lejos. Él viaje solo duraría unas horas. Ahora toca descansar y desconectar durante todo él tiempo que podamos.

Idolo||Marco AsensioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora