10. En su casa

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Me disponía a salir ya del centro de entrenamiento.

-Hola Celia-Dijo una voz por detrás.

-Hola Isco.-Le dije.

-Buen entrenamiento. Ojala vengas a más.-Me dijo. Se acercó a mi oído.-Y no disimules, te he visto mirando a Marco. Ya te vale.

Me puse colorada pero le respondí igualmente.

-No hace falta que me lo digas. Se lo que he hecho.

-Vale, solo quería asegurarme.

-Adiós Alarcón.

Me di la vuelta pero me cogió de la mano y me dio la vuelta.

-Eh, eso no vale. Si tu me llamas por mi apellido tengo derecho a saber también tu apellido.

-Y si no te lo digo.-Le dije sonriendo me miró con mala cara.-Me llamo Celia Jiménez. No hace falta que me mires así.

-Vale, pues adiós Jiménez.

Le lanzé una mirada de odio muy parecida a la suya. No se lo tomó mal.

-¿Nos vamos?-Le dijo Modric a Natalia.

Les vimos irse por la calle. Cuando desaparecieron Natalia y Modric, Marco me cogió de la cintura y me levantó.

-Uy hola. - Dije sonriendo cuando me bajó al suelo.

-Hola.

Salimos del estadio de Valdebebas los dos. Íbamos de la mano como la cosa más normal del mundo y nos dirigíos al parking. Yo no sabía a dónde íbamos, contaba con volverme a mi casa en autobús después del entrenamiento, como habíamos venido. Me volvió a alzar en el aire y dimos una vuelta. Le miré sorprendida mientras el me agarraba para que volviese al suelo. Puse mis brazos por detrás de su cuello para facilitarle que me levantase. Me miró a los ojos sonriendo y yo apoveché para darle un beso rápido.

-¿A donde me llevas?-Le pregunté.

-Al coche. - Dijo, sosteniéndome aún.

-¿Para qué?

-Para ir a mi casa a pasar tiempo contigo. Últimamente no pasamos tanto tiempo juntos. Pero ahora que nos hemos librado de tu amiga podemos estar juntos.

Me dejó en el suelo y me abrió la puerta y me hizo un gesto para que me sentara.

-Adelante señorita.

Entré en el coche y él también. Recorrimos la autopista en un silencio cómodo, de esos que no molestan y no hay por qué romper. Un silencio que hablaba por sí solo, demostrando que había un cariño mutuo que ninguno de los dos sabía de donde había salido.

-Tengo una pregunta para ti. - Dije rompiendo el silencio, cuando ya nos adentrábamos en el pueblo. - ¿Como sabías que me gustaba el fútbol?

-Se lo pregunté a tu hermana.

-¿Cómo? No le he dicho que tenemos una relación. Ni tampoco te había dicho que tenías una hermana.

-¿Y no pensabas decírselo?

-No lo se. No sabia si ya era oficial. Ni siquiera sabía que estábamos en una relación. Que a ver, ni me importaría pero no se, no lo sabía.

-Tranquila Celia. Di por hecho que era mutuo, no se. Se que no lo hemos hablado pero cuando estoy contigo me siento bien, cómodo. Si quieres oficializarlo bien. Pensaba que no hacía falta y que los dos sabíamos que iba hacia adelante.

-Pero no sabes si soy buena para ti. Quiero decir, ¿y si cuando me conozcas a fondo te das cuenta de que no soy para ti? ¿O encuentras a otra que te guste más?

-Celia, no pienses eso. No quiero conocer a nadie más. No quiero a otra persona que no seas tú.

Me quedé callada intentando procesar toda esa información. Tenía que admitirmelo a mi misma de una vez. Me estaba empezando a enamorar de él. Y él me estaba confesando lo mismo.

-Marco, si. Me parece bien. Hagámoslo oficial. Por lo menos entre nosotros.

Llegamos a su casa y aparcó en el garaje. Me cogió de la mano y entramos en casa. Me dió un beso en los labios que me pilló desprevenida.

-¿Te apetece jugar a algo?-Me preguntó.

-¿A qué?

-A... no se. Mejor vemos una peli.

-Vale,¿cuál?

Preparamos la película e hicimos palomitas. Pasamos el resto de la tarde tirados en el sofá abrazados, viendo y comentando la película.

La verdad es que me lo pasé muy bien con él. Se hacia tarde pero yo no me había cansado y todavía tenia energía.

-Natalia debe de haber terminado ya y me llamará para contarme que tal ha ido. Va ha estar muy emocionada. Lo mismo me debería ir.

-Quedate un poco más.-Me dijo como un niño pequeño.

-Venga, no puedo. Es muy importante para ella.

Me dió un pequeño beso pero me aparté. Sus labios eran adictivos y si empezaba, sabía que no me iría.

-Me gustaría quedarme. Lo sabes.-Le dije.

-Venga ya, no te vayas.

-Marco. Me voy ya. En serio.

-No va a estar en casa cuando llegues. No han terminado porque sigue con ella.

-Porque dices eso. No te entiendo.

-Porque fui yo el que le dije a Modric que se la llevase a algún sitio para así poder estar contigo. Te he echado mucho de menos.

-Eres muy malvado.- Le dije sonriendo.

-Lo se.-Me dijo y seguido me volvió a dar un beso. Esta vez no me aparté.

-Gracias por aparecer en mi vida- Dijo él- Encima, en el momento justo.

Terminamos de ver la peli y pedimos unas pizzas. Había sido un día largo, sobretodo con un entrenamiento más duro de lo que estaba acostumbrada a hacer.

-Vale, ahora si que tengo sueño.

-Pues vámonos a dormir.

-Mejor me voy a casa.-Digo.

-¿Ya te vas? No hace falta.

-Necesito volver a casa. Mañana viene mi amiga Sara.

-Da igual. Ya es tarde. Y vas a tener que volver a Madrid. Y no has traído coche y los autobuses ya no pasan.

-Lo se.

-Pues entonces, quedate hoy a dormir. Mañana por la mañana te vas.

-Pero...

-Porfiiiii.

-Vaaale.

-Por cierto, el próximo partido es en Paris, contra el PSG. ¿Estarías dispuesta a venir a verlo? Sería muy importante para mi.-Me dijo.

-No puedo ir. Tengo... Que hacer unas cosas.

-Que pena. Con las ganas que tenia. Te habría cogido un asiento en primera fila.

Tenia ganas de decirle que iría pero Zidane me había dicho que no se lo podía decir a nadie. Sería una sorpresa muy buena. Con suerte me dejaría decir la alineación inicial.

-Vamos, se hace tarde.

Subimos a la planta de arriba. Nunca había estado allí. Había un pasillo central que daba a unas cuantas habitaciones y a un baño. La habitación de Marco tenía una cama en el centro y unas mesitas de noche. También tenia baño propio. La planta de arriba era el doble de grande que mi propia casa.

-Ala, es enorme.-Dije cuando entramos en su habitación.

Acabamos por dormirnos pronto. El día había sido agotador para ambos así que no costó conciliar el sueño.

Idolo||Marco AsensioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora