22. Viaje a Murcia

2.1K 65 0
                                    

Me despedí de Isco sin añadir ninguna palabra y entré en la casa.
Marco me había dado tiempo atrás una llave de la casa.
Subí al piso de arriba y cogí la maleta con la que había traído mi ropa. La volví a llenar con todo lo del armario. Me cambié de ropa y me puse unos vaqueros azules y una camiseta corta negra. Me desmaquillé y me puse unas converse blancas. Me recogí él pelo en una coleta alta y recogí mis fotos. Solo quería dejar todo aquello atrás aunque no podía evitar quererle aunque me había echo mucho daño.
Bajé las escaleras ya vestida y con la maleta y me dirigí a la puerta. Marco entró justo cuando me disponía a salir. Se me había corrido él rímel de tanto llorar pero no había podido quitarme las manchas.
Marco me cerró él paso y yo me paré delante de él, a escasos metros.
-Celia, por favor, dejame que te lo explique.
No obtuvo respuesta. Mi cara seguía expresando enfado.
Él lo expresó como si no quisiera saber él motivo.
-Te quiero, lo sabes.
-Ye entonces, porque.-Le dije con la voz entrecortada.
Me dio un beso en los labios. Yo no lo seguí y ahí se quedó su intento de hacer las paces.
Se separó de mi.
-Adiós Asensio.-Le dije.
Eso le dolió. Nunca le llamaba por su apellido. Le hirió los sentimientos, noté en él brillo de los ojos que estaba a punto de llorar. Si le veía así, le perdonaría. No podía ser así tan rápido.
Abrí la puerta y me marché.
Subí a un tren que me llevó hasta él pueblo de mis padres. En él camino, no paré de pensar en él.
Llegué a casa de mis padres al atardecer. La que me abrió fue mi sobrina de cinco años. Detrás, apareció mi hermana.
-Mira mami, la tía ha venido.-Dijo la niña.
-Lo se cielo. Vete a ponerte él pijama.-Dijo mi hermana.
-Hola Celia.
-Hola Ana.
Se acercó a mi y me abrazó. Hacia mucho tiempo que no las veía. La pequeña Chloe.
Entré en casa. Ana me dijo que nuestros padre se habían ido a vivir a una residencia y que ya no venían por casa.
-¿Quien fue la persona que me llamó?
Supe inmediatamente de quien hablaba y volví a llorar.
-Era... Marco. Mi novio.
-¿Y donde está?-Me preguntó.
-En Madrid. Después de lo que ha pasado, me apetece olvidar.
No me preguntó él porque. Simplemente, me dejó empaz. Sabia muy bien que me dolería hablar del tema.
-Bueno, y donde está Alex.-Le pregunté.
-Estará al caer. Viene de trabajar.
Mi cuñado es muy majo. Es de estas personas con las que da gusto estar.
-Quedate a dormir todo lo que quieras.-Me dijo.
Subí a la planta de arriba a ver como iba Chloe.
Entré en su habitación pintada de rosa y la pillé intentando ponerse la camiseta del pijama. Tenía las mangas dadas la vuelta y se estaba haciendo un lío.
Yo me reí.
-Oye, no te rías tía. Ayudame.
Me acerqué a ella y le aydé a ponerse la camiseta del pijama. La acosté y me dio las buenas noches. Se durmió muy rápido. Parecía un angelito.
Bahé otra vez y me encontre con Alex dejando su chaqueta.
-¿Que haces aquí?-Me preguntó.
-Yo también me alegro de verte-Le dije riendome.
Bostezó y se fue a la cama antes de contestarme. Había sido un día muy movidito para él, y para mi.
Yo también subí a mi habitación. Me sarprendí al ver como habían dejado intacta todas las cosas. No había nada cambiado y todo estaba donde lo había dejado antes de irme a Madrid.
Era él sitio perfecto para olvidar.
Me dormí rápidamente pero en medio de la noche, me desperté sobresaltada.
Había soñado con Marco. Le echaba de menos y me preguntaba cual era él motivo de sus acciones.
No me pude volver a dormir y me puse una chaqueta.
La casa estaba en silencio y no se oía ni un ruido. Salí a la playa que estaba justo detrás de la casa. Eras las tres de la mañana y la luna brillaba sobre él mar.
Me senté en la arena. Se me había pasado él sueño y solo me apetecía mirar la luna. La playa estaba desierta y él sonido de las olas al romper relajaba.
Una luz en la planta de arriba se encendió en la que ahora era la casa de mi hermana.
Si no me equivocaba, la habitación en la que habían encendido la luz era la de mi hermana. Si se enteraba que había salido de casa, me mataba.
No me importaba. Me volví a centrar en la luna llena.
Unos minutos después, oi unos pasos a lo lejos caminando por la playa y la misteriosa persona se sentó a mi lado. Ni la miré.
-Bonita noche.-Dijo la voz.
No repondí.

Idolo||Marco AsensioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora